Andre Schürrle y Benedikt Höwedes, dos históricos del fútbol alemán, colgaron las botas al término de la pasada temporada. Con apenas 30 y 32 años, decidieron dar un paso al lado, dejar el fútbol y empezar una nueva vida lejos de los terrenos de juego. Ahora, en una entrevista para la revista de la federación alemana en la que repasan su carrera, echan la vista atrás y critican la superficialidad que han visto y vivido en los vestuarios.
Höwedes recordó el primer coche caro que se compró con su primer gran sueldo. "Me di cuenta de que no soy así. Simplemente no me da nada. Es un peligro intentar ser quien no eres", recordó el ex del Schalke 04 y de la selección alemana.
Su excompañero Schürrle apoyó la afirmación y la trasladó al vestuario con un ejemplo: "Siempre tenía que llevar ropa cara, aquí una chaqueta de cuero, allá una camiseta... no importaba, lo principal es que fuera caro, así es como entrabas en el grupo del vestuario". El delantero, uno de los héroes alemanes del Mundial 2014, dice que durante esa época interpretó un papel: "Hoy entiendo cada vez menos que esas cosas inútiles alguna vez fueran importantes para mí".
Ambos coinciden en que esa superficialidad era habitual en los vestuarios y entre los jugadores: "Si uno no puede opinar sobre temas como coches o relojes, lo notará", agregó Höwedes, que dejó de participar en estas conversaciones. "En la mayoría de los casos, los compañeros de equipo son amigos, pero no muy buenos amigos", dijo Schürrle.