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Frappart hará historia en la Champions masculina

EFE / Foto: EFE | 01 Diciembre 2020 | 10:55
La francesa Stéphanie Frappart ha sido designada por la UEFA para dirigir el partido de este miércoles entre el Juventus y el Dinamo de Kiev, lo que le dará la oportunidad de convertirse en la primera mujer que arbitre en la UEFA Champions League masculina.
 
La francesa, elegida la mejor árbitra de 2019, seguirá haciendo historia en el fútbol solo una semana después de haber dirigido el encuentro de la UEFA Europa League entre el Granada y el Omonia Nicosia (2-1).
 
Frappart, de 36 años, dirigió en agosto de 2019 la Supercopa de Europa entre Liverpool y Chelsea y también el enfrentamiento de la previa de la UEFA Champions League entre el Djurgarden y el Europa, además del partido que disputaron el Leicester inglés y el Zorya ucraniano el mes pasado.
 
"Quiero arbitrar en primera por mis competencias, no por ser mujer", aseguró el 2019 en el diario deportivo L’Équipe y desde ahí siguió agigantando su historia.
 
Una actitud que casa bien con el retrato que de ella hacen los responsables del arbitraje francés, como el director técnico, Pascal Garibian, que considera que "siempre busca progresar y tiene una enorme capacidad de sacrificio".
 
Sobre todo en el aspecto físico, donde logra superar a varios de sus colegas masculinos en las duras pruebas.
 
Ella ha reconocido en el pasado que es ahí donde pueden surgir las limitaciones. "Seguir a Mbappé a 37 por hora no es fácil", bromea no sin recuperar un tono firme: "Las exigencias deben ser las mismas, los futbolistas no van a correr menos esperando a una árbitro mujer".
 
Frappart (Valle del Oise, 1983) saltó a la escena mediática en 2014. Coincidiendo con el nombramiento de Corinne Diacre como entrenadora del Clermont, se convirtió en la primera árbitra que llegaba a la segunda división del futbol francés.
 
Hasta ese momento, Nelly Viennot era la pionera, porque en 1996 se convirtió en la primera árbitra asistente de la élite francesa. Pero nunca logró dar el paso de dirigir un partido.
 
Los primeros meses todo el mundo se interesaba en ellas por el hecho de ser mujeres. Y su incursión en el campo no ha estado exenta de polémicas, como el ataque sexista que le dirigió el entrenador del Valenciennes David Le Frapper en 2015 por no pitarles un penalti.
 
Pero con el tiempo, su condición de mujer pasó a un segundo plano y desapareció de los medios, algo que ella vive como una bendición porque sostiene que los árbitros saben que han hecho un buen trabajo cuando no son noticia.
 
Mientras Diacre se convirtió en seleccionadora de Francia femenina, Frappart fue consolidándose en la segunda división, hasta dar el salto soñado.
 
Lo llevaba en la sangre. Desde los 13 años, tras comenzar a jugar al futbol en el modesto Pierralaye del norte de París, cuando decidió inscribirse en una escuela de arbitraje “para conocer mejor las reglas”.
 
Ahí descubrió una pasión a la que decidió dar prioridad a los 19 años, cuando abandonó la práctica del futbol. Desde entonces, no ha dejado de subir escalones.
 
En segunda ha demostrado de sobra su calidad. “Pita con justicia, controla los partidos con limpieza, respetando a jugadores y entrenadores, pero cuando es necesario se hace respetar”, resume Garibian.
 
Frappart ya ha dirigido otros partidos importantes. Fue colegiada en el Mundial femenino de 2015, en los Juegos de 2016 y dirigió la final del Sub-20 femenino en 2018 entre Japón y España.
 
Ahora sube un escalón más. Por el momento, es la única del millar de árbitras francesas que puede vivir en parte de este oficio, aunque lo tiene que compatibilizar con su actividad en la Federación Deportiva y Gimnástica del Trabajo.
 
Sobre sus espaldas pesa la responsabilidad de abrir el camino a otras mujeres.
 
"Uno de mis objetivos es suscitar vocaciones para que las chicas comiencen a arbitrar. Es algo que quiero hacer porque he comenzado a entreabrir las puertas", asegura.
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