El ruso Shamil Tarpíschev, el capitán más longevo de la historia de la Copa Davis con casi un centenar de partidos a sus espaldas, comentó a Efe que aprueba el formato propuesto por Gerard Piqué, que calificó como un "buen experimento", aunque le pone una pega: los tres sets.

"Yo creo que esta fórmula contribuirá a hacer que el tenis sea aun más atractivo y espectacular. Teniendo en cuenta que las grandes estrellas del tenis mundial jugarán juntas en un mismo lugar, como ocurre en la Laver Cup, espero que tenga éxito", dijo en el centro de tenis Olimpíets (Olímpico) de Moscú.

Taríschev, que fue nombrado capitán soviético allá por 1974, cargo que ha ejercido desde entonces con un paréntesis de tres años (1994-97), aseguró conocer "bien" al futbolista del Barcelona y negó que sea un problema que sea una persona ajena al tenis profesional.

"No lo veo como un problema. He hablado con él en varias ocasiones. Piqué está haciendo lo correcto. Un tenista también podría dedicarse a temas de fútbol. La clave es que sea algo pensado para el futuro del tenis. Para mí lo importante es que haya una ideología que contribuya al desarrollo del tenis como deporte", señaló.

Está convencido de que la Davis será un producto "popular" e "interesante", pero también cree que los tenistas ya retirados preferirían que el torneo conservara también intacta su tradición y su larga historia.

Por ello, cree que lo mejor hubiera sido idear un "híbrido" con el fin de promover también el tenis a nivel local, aunque admite que dicho "equilibrio" no es posible actualmente entre la ATP, la WTA y la Federación Internacional de Tenis.

Lo que menos le gusta de la Davis es que los partidos se jugarán a tres sets, lo que reducirá en gran medida el papel del entrenador y su capacidad de influir en el resultado de la eliminatoria a través de la estrategia.

"En tres sets el capitán no puede cambiar el juego", señaló Tarpíschev y recordó que Rusia es el único país que le remontó un 0-2 a España en la Davis.

Fue en 2015 en un duelo disputado en Vladivostok. Recuerda que se dio cuenta de que Tommy Robredo había llegado físicamente muy castigado a la ciudad bañada por el Océano Pacífico, cansancio que el capitán ruso aprovechó para darle la vuelta a la eliminatoria.

Con respecto a su longevidad, negó el lugar común de que en la Unión Soviética "no había tenis", ya que en los años 60 del siglo XX destacó que el nivel era bastante alto.

"El problema fue que el tenis experimentó grandes avances en los años 70 y, lamentablemente, los tenistas nacidos en la URSS nos quedamos rezagados. Otro motivo fue que el tenis dejó de ser olímpico entre 1924 y 1988, por lo que dejó de progresar en nuestro país", explica, en alusión a la obsesión del Kremlin de encabezar el medallero olímpico.

Reconoce que la clave de la explosión del tenis tras la caída de la URSS fue la llegada al Kremlin del primer presidente de la Rusia independiente, Boris Yeltsin, gracias al cual dicho deporte "volvió a nacer".

"Cuando Yeltsin apareció en pantalón corto y una raqueta en la mano el tenis pasó de ser un deporte cerrado a otro abierto al gran público. Abierto a todo aquel que deseara practicarlo", relata el que fuera entrenador del inquilino del Kremlin.

Con no pocas dosis de ironía, Tarpíschev explica que ha estado tantos años al frente del deporte de la raqueta porque "durante mucho tiempo el tenis no le interesaba a nadie".

"He trabajado con muchas generaciones de tenistas. Tenemos un eficaz método de desarrollo. El tenis nunca decaerá en Rusia. Siempre saldrán nuevas estrellas. Es uno de los deportes más populares del país. Estamos condenados a tener éxito", señala.

Han pasado bajo su mando estrellas del tenis como Yevgueni Káfelnikov, Anastasía Myskina, Mijaíl Youzhny, Yelena Deméntieva, Nikolái Davydenko, María Sharapova o Marat Safin, héroe de la última victoria rusa en la Davis, allá por 2006.