Serbia podía estar ya clasificada para el Mundial de Rusia, pero su inesperada derrota ante la ya eliminada Austria ha aplazado su billete a la próxima y última jornada. Los balcánicos cayeron 3-2 después de haberse adelantado en el marcador y haber empatado 2-2 con gol de Matic en el 83'. Schaub firmó el 3-2 definitivo en el 89'.
Uno de los verdugos de Serbia fue precisamente un hijo de serbio, Kuzmanovic, que marcó el 2-1 pero no lo celebró. Ahora, los de Slavoljub Muslin reciben a otra selección sin nada en juego, Georgia. Ganando se clasifican. Empatando, necesitan que Gales no haga lo propio ante Irlanda.