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Se cumplen 7 años de la muerte de Antonio de Nigris

Mediotiempo | 15 Noviembre 2016 | 14:36

 

Una noticia conmocionó al medio futbolístico el domingo 15 de noviembre del 2009.
 
En Larissa, Grecia, se reportó la muerte de Antonio de Nigris; el trotamundos del futbol regiomontano, dejaba de existir a los 31 años, víctima de un infarto.
 
Su carisma, talento, sinceridad y espíritu de lucha para sobreponerse a la adversidad, lo caracterizaron a lo largo de su carrera y Gilberto Lozano, presidente de Rayados en la época en que De Nigris debutó bajo las órdenes de Benito Floro, compartió con Mediotiempo los recuerdos que guarda del atacante.
 
"Era un muchacho de características extraordinarias, unos reflejos fuera de serie, su capacidad de bajar el balón, parecía que se suspendía en el aire. Tenía unas capacidades físicas y de reflejos sumamente desarrolladas", comentó el exdirectivo.
 
La causa de su deceso fue una malformación congénita del corazón y aunque en Turquía le advirtieron de los riesgos que corría al seguir practicando el futbol profesional, Toño no podía dejar de hacer lo que más le gustaba.
 
Lozano recordó la manera en que Floro descubrió a Antonio de Nigris cuando jugaba en Coyotes de Saltillo y cómo inició de inmediato una relación como padre e hijo entre ellos.
 
“Él (Floro) me dijo, ‘este muchacho está hecho para el futbol europeo, no entiendo por qué está en Primera A, yo lo quiero debutar’. Entonces cuando platico con Toño que en ese momento todavía no comprábamos su carta, me encontré con un muchacho alegre, un muchacho inteligente y nos favoreció con vendernos su carta y no digo la cantidad porque fue irrisoria".
 
“Cuando negocié la carta de Toño de Nigris, pensé que él estaba hablando en dólares, pero estaba hablando en pesos. Me tardé un minuto en firmar el cheque para comprar su carta”, mencionó.
 
Pronto, el Tano demostró que la visión de Benito Floro no estaba errado, se destapó con 11 goles que le hizo ser nombrado el novato del año 2000, llegó a la Selección Mexicana en donde anotó un poema de gol a Brasil en el Azteca y después comenzó su andar por el mundo que lo llevó a España, Colombia, Brasil, Turquía y Grecia.
 
"Benito Floro me dio la noticia, fue un tema muy triste para mí y para Benito no se diga, no podía creer la noticia. Fue un punto muy triste recibir la llamada de Benito para decirme lo que había pasado con este amigo en común que teníamos", recordó Lozano.
 
Fue así como la estrella que comenzaba a destellar, repentinamente se apagó, pero dejó una huella imborrable en todos aquellos que lo conocieron, que pudieron disfrutar de su calidad, de su sencillez, humildad, que lo llevaron a ser considerado el ídolo del pueblo albiazul. 
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