El subterráneo es el motor que mantiene vivo al metal, y Alemania no es la excepción. Gracias a internet, a las redes sociales y al hecho de que esta música siempre se las arregla para engendrar aficionados que están dispuestos a buscar en donde se pueda para acceder a diversos tesoros es que bandas como el trío Old Mother Hell encuentran una salida de sus cocheras y sótanos. Además, la existencia de sellos como el italiano Cruz del Sur, dispuestos a firmar y apoyar, aunque no siempre sea de manera financiera directa sino con estructura promocional y estructura para maquilar y distribuir o con otros aspectos, resulta en una escena sólida que se mantiene viva a pesar de lo que digan los “expertos” de la industria.
Old Mother Hell es una banda compuesta por tres veteranos de la escena local de la ciudad de Mannhein, en el sureste alemán. Como pasa con muchos proyectos, porque tampoco hay que romantizar el subterráneo como un sitio perfecto, estaban perdidos entre otras tantas bandas que hacen muy buena música pero que nunca salen del formato “escena local”. El cambio real sucedió cuando, después de editarlo independiente, su primer disco fue retomado por Cruz del Sur y editado con todas las de la ley, sobre todo en cuanto a la distribución. Su sonido no busca encajar en conceptos que a veces ayudan, como la etiqueta “vieja escuela”. Lo suyo es un Heavy cercano a la vena clásica, pero que pronto baja las revoluciones y si bien no llega ser Doom, se aleja entonces del Heavy y el Power, aunque luego regrese por ese camino. Es decir, tiene algo de identidad propia, pocas pretensiones y mucho poder.
Uno de los elementos emblemáticos de esta producción es que fue grabado mayoritariamente en vivo en el estudio. Es decir, las sesiones de grabación fueron con los tres músicos tocando juntos, al mismo tiempo. Si bien esta manera de trabajar tiene sus riesgos (se necesita que la banda esté muy amarrada, lo cual ellos lograron con dos años de giras), también tiene sus recompensas, y una de ellas es que su sonido es más crudo y real, pero no el sentido de producción de bajo presupuesto, sino el de tener pleno control de sus canciones sin necesidad de sobre trabajarlas.