Parece evidente que Katy Perry está dispuesta a dejar huella en los televidentes que siguen ‘American Idol’. O, como mínimo, a romper el payasómetro con sus esfuerzos por entretener, cuando no de robar el momento de fama a los aspirantes a estrellas. Aún a costa de hacer a estos sentirse incómodos, como ocurrió cuando, en una de las audiciones, dio su primer beso en los labios a un chico que dijo estar reservando ese momento para su primer amor verdadero y tal.
En programas posteriores, Katy también dio la nota cuando un concursante confesó ser fan de Taylor Swift. “Lo siento, Katy”, dijo, a lo que Perry contestó con un forzadito “la admiro como… compositora”. Más tarde, reveló un talento oculto a sus compañeros del jurado, Lionel Ritchie y Luke Bryan: es capaz de imitar a una rana. Pero no su croar, sino el movimiento de su saco vocal usando su papada. Por supuesto, lo demostró.
Y lo último ha sido enseñar el trasero. Lo hizo involuntariamente, o en principio eso parece, cuando una participante en las audiciones de origen venezolano invitó a los tres jurados a bailar la “electrocumbia”. Cuando Perry, que iba bastante embutida en un vestido tubo, intentó perrear, perdió el equilibrio y cayó por los suelos, enseñando su ropa interior (gracias, ‘American Idol’, por impedirnos verlo con tu logo). “Soy la mejor bailarina de la historia”, bromeó Katy, aunque es algo que ya ha demostrado en sus actuaciones en vivo o televisadas.