La automedicación en las infancias y adolescencias para el tratamiento de padecimientos dermatológicos representa serios riesgos a la salud, por lo que el uso de estos fármacos siempre debe ser con supervisión médica, alertaron especialistas del Hospital Infantil de México “Federico Gómez” (HIMFG), de la Secretaría de Salud.
Entre los padecimientos de la piel más comunes en población infantil y adolescente en nuestro país se encuentran la dermatitis atópica y de la zona del pañal; sudamina o miliaria; impétigo; infecciones cutáneas por hongos como tiñas o levaduras, o virales como el herpes.
En ocasión del 81 aniversario del HIMFG, especialistas del Departamento de Dermatología hablaron también sobre enfermedades exantemáticas como la pitiriasis alba: prurigo por insectos y acné, que es una dermatosis prevalente en adolescentes; así como vitíligo, cicatrices residuales y manchas por el sol.
Al referirse a la dermatitis atópica, también conocida como eccema, dieron a conocer que es un padecimiento crónico que consiste en la inflamación e irritación de la piel; produce comezón en exceso y esto ocasiona hinchazón, enrojecimiento, sangrado y costras. Se presenta de forma cíclica con brotes, empeoramiento, remisión o desaparición de síntomas, con la consecuente mejora de la salud cutánea.
Si bien la mayor parte de los casos de dermatitis atópica corresponde a un estadio leve, en algunos casos la severidad la vuelve incapacitante, lo que se traduce en ausentismo escolar o laboral y en complicaciones en las interacciones familiares y sociales.
Indicaron que la dermatitis atópica tiene origen multifactorial en el que intervienen elementos de índole genético, relacionados con hipersensibilidad cutánea a ciertos estímulos. Su diagnóstico es con criterios clínicos como los antecedentes familiares de dermatitis atópica, asma o rinitis alérgica.
Explicaron que, si bien el asma y la rinitis son patologías distintas, tienen un componente inmunológico genético parecido, por lo que están estrechamente relacionadas con la dermatitis atópica, y es frecuente encontrar casos de comorbilidad.
Otros criterios clínicos para el diagnóstico son la comezón y la ubicación de los sitios de mayor irritación, como las mejillas, en el caso de niñas y niños muy pequeños; y los pliegues de flexión o huecos poplíteos, como antebrazos o la parte trasera de las rodillas. También se debe tomar en cuenta la morfología de las lesiones que se identifican por la piel engrosada, seca o que se descama.
Resaltaron que los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad dependientes de la Secretaría de Salud cuentan con recursos humanos, materiales, tecnológicos y farmacológicos para dar la mejor atención a pacientes con dermatitis atópica.
El HIMFG cuenta con la Clínica de Dermatitis Atópica Grave, en la que pacientes con un cuadro severo son tratados con medicamentos que no son de uso común, como inmunomoduladores, tópicos y de última generación para atenuar los síntomas.
La automedicación en las infancias y adolescencias para el tratamiento de padecimientos dermatológicos representa serios riesgos a la salud, por lo que el uso de estos fármacos siempre debe ser con supervisión médica, alertaron especialistas del Hospital Infantil de México “Federico Gómez” (HIMFG), de la Secretaría de Salud.
Entre los padecimientos de la piel más comunes en población infantil y adolescente en nuestro país se encuentran la dermatitis atópica y de la zona del pañal; sudamina o miliaria; impétigo; infecciones cutáneas por hongos como tiñas o levaduras, o virales como el herpes.
En ocasión del 81 aniversario del HIMFG, especialistas del Departamento de Dermatología hablaron también sobre enfermedades exantemáticas como la pitiriasis alba: prurigo por insectos y acné, que es una dermatosis prevalente en adolescentes; así como vitíligo, cicatrices residuales y manchas por el sol.
Al referirse a la dermatitis atópica, también conocida como eccema, dieron a conocer que es un padecimiento crónico que consiste en la inflamación e irritación de la piel; produce comezón en exceso y esto ocasiona hinchazón, enrojecimiento, sangrado y costras. Se presenta de forma cíclica con brotes, empeoramiento, remisión o desaparición de síntomas, con la consecuente mejora de la salud cutánea.
Si bien la mayor parte de los casos de dermatitis atópica corresponde a un estadio leve, en algunos casos la severidad la vuelve incapacitante, lo que se traduce en ausentismo escolar o laboral y en complicaciones en las interacciones familiares y sociales.
Indicaron que la dermatitis atópica tiene origen multifactorial en el que intervienen elementos de índole genético, relacionados con hipersensibilidad cutánea a ciertos estímulos. Su diagnóstico es con criterios clínicos como los antecedentes familiares de dermatitis atópica, asma o rinitis alérgica.
Explicaron que, si bien el asma y la rinitis son patologías distintas, tienen un componente inmunológico genético parecido, por lo que están estrechamente relacionadas con la dermatitis atópica, y es frecuente encontrar casos de comorbilidad.
Otros criterios clínicos para el diagnóstico son la comezón y la ubicación de los sitios de mayor irritación, como las mejillas, en el caso de niñas y niños muy pequeños; y los pliegues de flexión o huecos poplíteos, como antebrazos o la parte trasera de las rodillas. También se debe tomar en cuenta la morfología de las lesiones que se identifican por la piel engrosada, seca o que se descama.
Resaltaron que los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad dependientes de la Secretaría de Salud cuentan con recursos humanos, materiales, tecnológicos y farmacológicos para dar la mejor atención a pacientes con dermatitis atópica.
El HIMFG cuenta con la Clínica de Dermatitis Atópica Grave, en la que pacientes con un cuadro severo son tratados con medicamentos que no son de uso común, como inmunomoduladores, tópicos y de última generación para atenuar los síntomas.