Después de la publicación, en 2023, del artículo “La primera aparición en América del huevo fósil de?Phoenicopteridae? y sus implicaciones paleobiogeográficas y paleoambientales”, en la revista Historical Biology, el estudiante de Arqueología, Luis Arturo Dávalos Albarrán, se propuso dar forma visual al entorno del huevo fósil de flamenco descubierto, en excepcional estado?de?conservación, durante la construcción del Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”; el primero?de?esta familia biológica que se localiza en América y el segundo hallazgo a nivel mundial.
El talento y dedicación del joven paleoartista, quien desde niño se ha interesado en dibujar animales, actuales y extintos, hoy permite mirar un área de anidación a la orilla del apacible paleolago azulado, de poca profundidad, donde se encuentran seis flamencos rosados, uno de ellos en primer plano, cuidando el huevo depositado en un nido de tierra y lodo compacto con la forma de un montículo cóncavo en su cima, cerca de ellos pasea un par de mamuts de poco pelaje, y un camello prehistórico los observa; al fondo se ven las montañas y un cielo limpio.
Para llegar a esta interpretación del paleolago de Xaltocan, Dávalos Albarrán primero tuvo que leer detenidamente el artículo científico, entenderlo en todas sus dimensiones, pues no se trata solo de plasmar una evocación plástica, sino de la reconstrucción, lo más cercana posible, de cómo debió ser el entorno lacustre en el que anidaron los flamencos, hace probablemente?entre 12,000 y 8,000 años antes del presente. Esa es la base del paleoarte, la simbiosis del arte plástico con el rigor de la ciencia.
Así lo explicó el estudiante al presentar su trabajo, en el marco del Día Mundial del Arte, celebrado el pasado 15 de abril, a invitación del Consejo de Paleontología (ConPal) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dependencia de la Secretaría de Cultura federal.
Nacido en la Ciudad de México, Luis Dávalos Albarrán cursa el último semestre de Arqueología, y es aspirante a la licenciatura de Ciencias Biológicas, ambas en la Universidad Autónoma de Yucatán. Desde hace tres años se dedica al paleoarte de manera formal. Cuando vio el artículo sobre el huevo fósil de flamenco, firmado en coautoría por los investigadores del INAH, J. Alberto Cruz, Joaquín Arroyo Cabrales, Eduardo Corona-M, junto con el investigador del Tecnológico Nacional?de?México, Campus Zacapoaxtla, Omar Moreno Flores, se interesó en recuperar, para los ojos de todas y todos, aquel instante de los “tiempos perdidos”, referenciado por la ciencia.
Explica que tras estudiar el artículo buscó referencias científicas de la fauna pleistocénica, principalmente aquella que se conoce habitó el paleolago de Xaltocan, así como las condiciones naturales de finales del Pleistoceno y principios del Holoceno; después, indagó sobre el flamenco actual, sus costumbres y comportamiento para utilizarlo como modelo y recrear al flamenco prehistórico con sus huevos.
Para dar características, tamaños y coloración de la fauna prehistórica, buscó más información de sus cambios respecto a los organismos actuales, por ejemplo, de los mamuts y los elefantes, desde la anatomía de los huesos hasta el color de piel; luego, aplicó todos esos conocimientos de la biología en sus primeros bocetos a lápiz, asesorado por el equipo de paleontólogos, autores del artículo. Finalmente, añadió los colores, también cercanos a las referencias científicas.
Para la paleontología, este tipo de trabajo, el cual habita entre el arte y la ciencia, permite una mejor comprensión de los ejemplares en estudio, de sus modos de vida y sus interacciones con otros organismos, lo que facilita las labores de investigación y divulgación. De esta manera, el ConPal contribuye a establecer puentes entre estas dos aproximaciones, las cuales muestran sus diversos puntos en común y mejoran el diálogo y la comunicación entre la ciencia y el arte.