El cielo de toda Atenas, en Grecia, se tornó naranja por la fuerte tormenta de arena proveniente de África y dejó sorprendentes imágenes de calles, casas y hasta sitios turísticos; y es que las nubes de polvo cubrieron la visibilidad de los miles de habitantes de la capital.
Los fuertes vientos del sur, arrastraron el polvo del desierto del Sahara y lo convirtieron en una tormenta de arena. La potencia del aire la guio a través del Mar Mediterráneo y la lanzó sobre Atenas.
Se prevé que sea el miércoles 24 o el jueves 25 de abril que la temperatura baje y los vientos muevan el polvo de la capital. Hasta entonces, los locales se han limitado a no salir de sus hogares, manejar y realizar actividades al aire libre.