Viernes 3 de Mayo de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.
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Homilía ¿Quién ocupa nuestro centro?

Pbro. Lic. Salvador González Vásquez | 14/04/2024 | 04:17

Es bueno preguntarnos: ¿Quién está ocupando el centro de nuestra vida? 
 
Porque, hay que despertar a la conciencia, para darnos cuenta: a quién le estamos dando nuestro  tiempo; poniendo la atención, y entregándole  la vida.
 
Esa pregunta, debe ser una  constante; porque, cuando menos acordamos, ya pusimos en el centro, a quien  debiera estar en la periferia.
 
Con facilidad, olvidamos que hay personas y cosas, que por haberlas puesto en el centro, nos arrebataron la paz.
 
El que debe ocupar el centro de nuestra vida, es solamente Dios. Porque Él, es el autor del universo.
 
Y, por no contemplar al que está en medio, hemos perdido la dirección;  y ahora estamos confundidos, sin encontrar la  salida.
 
Si Dios está  en medio de nosotros, la vida  se aclara, y se recupera  la paz.
 
Hoy nos dice el Evangelio: “Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: La paz éste con ustedes”.  (Lc.24).
 
Volvamos a mirar al centro, para encontrarnos con Dios.
 
Porque, al mirar tan solo las orillas,  perdemos de vista al que esta en medio; y nos quedamos sin Dios.
 
Y, al quitar a Dios de nuestro centro, lo primero que perdemos es  la paz.
 
Mantengamos pues, la mirada hacia el Señor, que está en medio de nosotros; porque así, la vida es más llevadera.
 
Porque su yugo es suave, y su carga ligera.
 
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez 
 
 
 
 
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 24, 35-48
En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
 
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».
 
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
 
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?»
 
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
 
Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».
 
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo:
«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».