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Hombre mira Eclipse con un visor de 1991

El Heraldo | 09/04/2024 | 15:03

El pasado 8 de abril México, Estados Unidos y Canadá presenciaron un evento histórico: el Eclipse Solar Total, algo que, de acuerdo con expertos, no volverá a suceder hasta 2052. El suceso atrajo la atención de la población a tal punto que Mazatlán registró una ocupación hotelera superior al 90 por ciento, esto debido a que en el puerto sinaloense fue donde se pudo observar en su máximo esplendor, con un total de 4 minutos y 20 segundos. 
 
Aún así, americanos de distintas regiones aprovecharon para reunirse y atestiguar el alineamiento espacial. Hubieron ubicaciones como la Ciudad de México en donde el oscurecimiento fue de tan solo 75 por ciento, pero esto no fue impedimento para que universidades como la UNAM y el IPN organizaran eventos en sus instalaciones para la comunidad estudiantil y la población que quisiera formar parte de diversas actividades culturales. 
 
Sergio Sánchez utiliza el visor que obtuvo en el Eclipse Solar de 1991 
Sin lugar a dudas, el Eclipse Solar estuvo acompañado de un cúmulo de historias que la gente recordará para la posteridad, un claro ejemplo fue el caso de Sergio Sánchez, quien utilizó el visor que tuvo guardado desde hace 33 años, fecha en la cual sucedió el eclipse de 1991. 
 
Hace más de tres décadas que sucedió el "eclipse del milenio", bautizado así debido a su duración de siete minutos, la mayor cantidad de tiempo en un fenómeno de este tipo desde hace 141 años. La sombra se apoderó de estados como Baja California Sur, Nayarit, Chiapas, Puebla y el en ese entonces Distrito Federal. 
 
¿Cómo fue el Eclipse Solar de 1991?
El jueves 11 de julio de 1991 sucedió el Eclipse del siglo XX, cuando el internet aún daba sus primeros pasos, el GPS era utilizado exclusivamente por el ejército estadounidense y los celulares inteligentes aún sonaban como un sueño lejano o una idea propia de una novela de ciencia ficción. 
 
Sin embargo, los avances en materia astronómica eran suficientes para que la Universidad Autónoma de México advirtiera sobre los riesgos de observarlos sin ninguna protección. Incluso, el Instituto de Astronomía organizó un comité para viajar a lo largo del país e informar sobre el suceso y regalar filtros a la ciudadanía. 
 
El recorrido del fenómeno astronómico partió del Pacífico Norte, hasta Norteamérica y Sudamérica, por lo que tuvo una duración de 3 horas y media, y avanzó con una velocidad de 2 mil 600 kilómetros por hora para cubrir con su kilómetros de tierra. Por su parte, los mexicanos tuvieron que esperar generaciones para poder atestiguar nuevamente un evento de tal magnitud.