Dr. Jaime Chalita Zarur | 01/04/2024 | 00:37
La vida nos pone frente a nuestra propia silueta, personal y colectiva, para darnos cuenta que generalmente somos el producto de nuestro entorno social. Mucho se comenta que los valores y formas de comportamiento se adquieren desde la formación familiar. En San Luis Potosí se presumía de ello. Hoy la Ciudad y el País está muy poblado.
Los excesos de Luis XIV de Francia, sobre todo en lo que se refiere a la guerra, fueron terribles y le dieron una fugaz exitosa forma de reinado y el más duradero se fundó en el desarrollo del absolutismo administrativo. El Estado obtuvo un poder de intervención, de desiciones y de iniciativa que sometía con progresiva eficacia a todos los súbditos a una autoridad ejercida en nombre del rey.
Los ex presidentes de Mexico han hecho su parte, con tal de tener control de los mexicanos y su vida social, inmersos en la egolatría de someter a su pueblo, el que los ha elegido. ¿La historia se repite? Parece que el centralismo ha regresado y quienes trabajan todos los días para sostener esta, nuestra gran Patria, habríamos sido sometidos.
Las prácticas en la política se reciclan y lo vuelven hacer. No hay nada nuevo bajo el Sol pero si, la conveniencia de regresar a prácticas que han dado control de las sociedades, hasta que la asfixia llega a ser mortal.
Las libertades se conquistan, jamás han sido consecuentes de benevolencia alguna del poder político, pero además, se cuidan cada uno de los días de nuestra existencia frente al pode que, ha emanado de nuestra elección democrática pidiéndonos votemos por ellos, se vuelven en nuestra contra.
Los universitarios de 1968, el halcónazo de 1971: luchas de seres humanos, muñeres y hombre dando sus vidas por la libertad de pensar y expresarse, son dos ejemplos de cómo era n aquellos tiempos. Hoy las libertades, están ahí y se piensa que estuvieron toda la vida y de ninguna manera, pues su conquista costó a la sociedad.
Dar por hecho que nuestra vida gregaria fue como es, es un grave error. Hoy las calles están llenas de protestas, generalmente por desaparecidos y clamando justicia por los asesinados y, por falta de agua y, por medicinas y, por trabajo y, por seguridad y, por muchas cosas más, polarizando nuestra sociedad.
El dinero público que debería ser priorizado, está en otros lados pero no, cuidando la vida de las personas. Hoy menos, pues el gasto descomunal en elecciones, nos deja desarmados.
La lucha por el poder es encarnizada, convirtiéndose en una locura sin importar los demás, aún cuando se quiere nuestro dominio social pero si, el dinero y el poder Publicos.
@jamiechalita