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Por qué perro y gato pueden ser amigos a pesar de sus instintos

Infobae | 26/03/2024 | 21:44

Es posible que nuestro perro no sea un gran cazador. Lo más probable es que esté a cientos de generaciones de su ancestro cazador más cercano, pero su cuerpo aún lleva los rasgos de una máquina para cazar.
 
Basta observar sus filosos dientes incisivos, o los ojos que tienen miles de receptores de movimiento más que los ojos de las personas. Nosotros vemos el color. Los perros ven la acción. Todo diseñado por la naturaleza para la caza como actividad fundamental.
 
Los perros tienen un impulso que hace que instintivamente persigan a cualquier cosa que corra. Y los gatos sí que saben correr. El repentino movimiento felino envía un mensaje a sus cerebros: “A perseguirlo.” Y eso es lo que hacen.
 
Por supuesto, hay algunos perros que no se levantarían para correr tras un gato ni por una apuesta. Los perros maduros y aquellos con personalidades de bajo perfil preferirían dormir antes que perseguir. En el caso de aquellos perros que han sido criados con gatos desde cachorros es muchísimo menos probable que persigan a los gatos con respecto a aquellos que no tienen amistades felinas.
 
Mientras el impulso para perseguir sigue vivo en los perros modernos, el de matar a la presa se ha extinguido en gran parte.
 
Los gatos excitan a los perros que les gusta perseguirlos. Pero una vez que los tienen arrinconados, se olvidan para qué los querían tener así. Muchos perros, en esa circunstancia de tener al gato a su disposición, solamente ladrarán de frustración porque no saben qué hacer después.
 
Sea cual fuere la intención final el resultado es generalmente el mismo porque los gatos son más veloces y más ágiles. Como pueden saltar distancias tremendas y trepar superficies empinadas, generalmente se alejan de las persecuciones sin haber sufrido siquiera un rasguño.
 
Los perros que han sido criados para cazar, para ser guardianes o para trabajar con otros animales, tales como Retrievers, Rottweilers, y Border Collies, están entre los perseguidores de gatos más incorregibles. También lo son perros con alto nivel de energía como los Terriers y Dálmatas.
 
Las razas de perros menos propensas a perseguir gatos (o cualquier otra cosa) incluyen a los Basset Hounds, Boston Terriers, Montaña del Pirineo y Terranova.
 
Cómo mejorar la convivencia entre los perros y los gatos
 
La enemistad entre perro y gato es sin duda proverbial pero el ser humano por capricho o ignorancia, más de una vez pretende que ambas especies convivan en armonía sin preguntarle a ninguno de los protagonistas del encuentro cuál sería su voluntad. De cualquier forma, cabe señalar que, si los problemas entre ellos son muy grandes, lo más recomendable es recurrir a un profesional para que pueda ayudar y esa consulta es mucho mejor hacerla antes de tomar la decisión de incorporar uno u otro a la convivencia cotidiana.
 
Es fundamental comenzar con la presentación de uno a otro para que desde un primer momento se acepten o sepamos cual es la reacción y de quien y tratar de corregirla. Para el caso puntual del gato es necesario que tenga una “zona de seguridad” en la que pueda sentirse cómodo, protegido y sienta que tiene la posibilidad de huida frente a cualquier amenaza. Además de brindarle al gato elementos de altura como repisas, rascadores en torre o pasarelas donde refugiarse, fuera del alcance de su hipotética amenaza canina.
 
A la hora de presentarlos, la prudencia es la virtud que debe primar. Si no estamos seguros cual va a ser la actitud del perro, podemos mantenerlo atado o bien presentarlos reja mediante. Primero deben olerse, con una puerta de por medio y es importante observar la actitud frente al nuevo estímulo. Luego reja mediante permitirles verse. Por último y con prudencia permitir el encuentro presencial con las precauciones del caso. Lo normal es que a priori ambos estén tensos y hostiles, y será el tiempo y nuestro buen tino quien determinará la evolución del encuentro.
 
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.