Saturnino Herrán: Padre del modernismo mexicano

Saturnino Herrán, una figura destacada en el panorama artístico de México, fue mucho más que un pintor talentoso; fue un visionario que creía fervientemente en el poder transformador del arte.

Nacido el 9 de julio de 1887 en Aguascalientes, Saturnino fue hijo de José Herrán y Bolado, un influyente tesorero de la ciudad, y de Josefa Guinchard Medina, descendiente de una distinguida familia de hacendados franceses.

Desde sus primeros años, Saturnino mostró un talento excepcional para el arte, destacándose en el Colegio de San Francisco Javier y más tarde ingresando a la Academia de San Carlos en la Ciudad de México en 1904, bajo la tutela de maestros como Antonio Fabrés y Germán Gedovius.

A lo largo de su carrera, Saturnino Herrán desarrolló un estilo único que combinaba el realismo con elementos modernistas, influenciado por artistas como Ignacio Zuloaga, Ángel Zarraga y Julio Ruelas. Su obra temprana reflejaba la vida cotidiana de México, con una atención especial a los trabajadores humildes y a la cultura indígena.

Sin embargo, fue en los años 1912 a 1914 cuando alcanzó su pleno potencial, dando vida al movimiento del modernismo mexicano en la pintura. Obras como "El Vendedor de Plátanos" y "Tehuana" capturan la esencia misma de su visión artística, con una rica paleta de colores y una profunda conexión con la identidad mexicana.

A pesar de su corta vida, Saturnino Herrán dejó un legado perdurable en la historia del arte mexicano. Su obra no solo es un testimonio de su genio creativo, sino también de su profundo compromiso con la transformación social y cultural de México.