De una presencia mínima en dictadura a la nominación a los Óscar, la animación portuguesa se encuentra en una "muy buena época", asegura Fernando Galrito, impulsor de Monstra -uno de los festivales de cine más importantes de Portugal-, quien otorga al medio siglo de democracia gran parte del mérito de este crecimiento.
El realizador portugués afirmó, en una entrevista telefónica con EFE, que la libertad de expresión que trajo la caída de la dictadura de António de Oliveira Salazar impulsó la capacidad creativa de los realizadores lusos, ya que antes no existían apenas incentivos y los que había se dirigían mayoritariamente a publicitar el régimen.
La historia de la animación es anterior al Estado Novo, ya que la primera película de este tipo hecha en Portugal es "La pesadilla de António Maria" (1923), de Joaquim Guerreiro, pero tres años después se produjo un golpe militar que estableció una dictadura de 48 años, que concluyó en la Revolución de los Claveles de 1974.
"Las cosas cambiaron muchísimo a partir de los años 80. Hay una nueva generación que aparece, primero algunas formaciones y luego escuelas, y hay un desarrollo del cine de animación sin igual que ocurrió, diría que a partir de los años 2000, que alcanza su auge en 2020 y que tiene una capacidad creativa y que impresiona al mundo entero", defendió el realizador luso.
Prueba de ello son las múltiples las producciones portuguesas reconocidas por los principales galardones del sector a nivel internacional, como los premios Quirino de Animación Iberoamericana.
Además, fue precisamente una película de animación la primera producción portuguesa nominada al Óscar: el cortometraje 'Ice Merchants' (2023), de João Gonzalez.
"Estamos en una muy buena época, pero creo que también puede crecer. O sea, no sé si habrá una época dorada, pero espero que esta ya sea una época dorada que se mantenga durante muchos años, aunque creo que podrá ser más dorada y pasará a diamante", alegó Galrito, quien ve una "gran capacidad creativa" en las nuevas generaciones de realizadores del país.
Para el cineasta, los realizadores lusos se encuentran "en un camino fantástico", tanto los jóvenes como los más asentados, en un sector donde "la creatividad no tiene límites".
"La creatividad es, sin duda, el cine de animación, especialmente una forma de creación fantástica y que lleva también a la libertad", aseguró Galrito, que es director artístico del festival de animación Monstra, en Lisboa.
Este festival, que del 7 al 17 de marzo celebra su 23ª edición, tiene una sección dedicada al 50 aniversario de la caída de la dictadura, que incluye una clase magistral sobre libertad de expresión y la proyección la película 'La Revolución', fruto del trabajo de varias escuelas del mundo y que muestra cómo las generaciones más jóvenes ven una revolución democrática.
Más allá de este aniversario portugués, Monstra tiene otra sección dedicada a la animación irlandesa y muestra también filmes de todo el mundo, como 'Dispararon al pianista', una producción de los españoles Fernando Trueba y Javier Mariscal.
Además de la portuguesa, Galrito destacó la calidad de la animación internacional, con un especial hincapié en la europea.
"Europa continúa teniendo esa frescura creativa mayor, tal vez mayor que la que ocurre en Estados Unidos, y eso se refleja en los filmes que recibimos y del mundo entero, donde Europa tiene un peso muy grande, no solo en la cantidad, sino en la calidad, en la diversidad", aseveró.
