El uso de algoritmos de aprendizaje de inteligencia artificial ha permitido la identificación de estructuras químicas que pueden tener actividad antibacteriana sin ser tóxicas y servir para la creación de nuevos antibióticos.
Actualmente, existe una emergencia de bacterias superresistentes a los antibióticos a nivel mundial. Esto hace que los antibióticos actuales sean ineficaces y la morbilidad y la mortalidad causada por estas infecciones, muy elevada. Esta crisis se ve agravada por la falta de nuevos antibióticos, que por distintas razones son difíciles y especialmente laboriosos de desarrollar.
Abrir nuevos caminos en la investigación, desarrollar enfoques diferentes y que estos sean eficaces para el descubrimiento de nuevos antibióticos es esencial. En este sentido, un estudio publicado en la revista científica Nature ha descrito cómo el uso de algoritmos de inteligencia artificial permite una rápida identificación de estructuras químicas que pueden tener actividad antibiótica con poca toxicidad para los humanos.
En concreto, en este estudio los investigadores han desarrollado algoritmos de aprendizaje profundo con redes neuronales para identificar estructuras químicas con actividad antibiótica existente. También, en otras muestras potenciales, han localizado estructuras parecidas que pueden dar pie al desarrollo de nuevas clases de antibióticos. En conclusión, el estudio apoya el concepto que defiende que modelos de aprendizaje automático pueden jugar un papel destacado en el descubrimiento de nuevos fármacos.
Nuevas opciones
En este estudio se han identificado compuestos con actividad antibacteriana frente a la bacteria Staphylococcus aureus, que ocasiona infecciones de la piel como los forúnculos, resistente al antibiótico meticilina y frente a diferentes especies de enterococo, que causan diversas infecciones como la endocarditis o la celulitis, resistente al antibiótico vancomicina.
Ambos compuestos muestran una toxicidad baja en células humanas, lo que los convierte en buenos candidatos a convertirse en fármacos que puedan usarse en un futuro próximo.
En definitiva, los investigadores incluyen cada vez más la inteligencia artificial en sus procesos, facilitando y agilizando el descubrimiento de nuevos fármacos que se irán introduciendo progresivamente en la práctica clínica en nuestra sociedad.
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