En bebés o adultos, los trastornos del sueño sólo pueden identificarse con una evaluación objetiva, acompañada de una valoración clínica, por parte de un experto en Medicina del Sueño, señala Guadalupe Terán, coordinadora del Centro de Sueño y Neurociencias.
"Todos podemos, eventualmente, tener un problema para dormir, pero cuando se presenta de manera recurrente y afecta las actividades durante el día, hay que hacer valoración con un especialista", establece quien está certificada por la European Sleep Research Society.
"El problema con este tipo de trastornos es que tienden a estar subvalorados, pues muchas personas los normalizan y no los atienden, y eso implica que transiten de un problema agudo a convertirse en una situación crónica".
Hay que tomar en cuenta los síntomas, historia y contexto del o la paciente, sus antecedentes familiares, así como el momento en el que se presenta dicho trastorno, pues sólo a partir de ello, su especialista determinará si se necesita realizar un estudio y de qué tipo, ya sea polisomnografía o poligrafía, acota Terán.
Polisomnografía
- Toma como base un electroencefalograma, el estudio que mide la actividad eléctrica en el cerebro mediante pequeños discos de metal (electrodos).
- Puede detectar hipersomnia, es decir, la somnolencia excesiva durante el día; así como las parasomnias (pesadillas, sonambulismo, terrores nocturnos y bruxismo).
- Cada sensor "divide" la cabeza por hemisferio (derecho o izquierdo) y en la cara se colocan dos por debajo y encima de los ojos para evaluar movimientos oculares.
- Además, el del mentón identifica bruxismo, que es la presión que se ejerce con la mandíbula al apretar o rechinar los dientes.
- El termistor mide el flujo nasal, es decir la entrada y salida de aire por nariz y boca; y la banda mide el esfuerzo del tórax al respirar.
Poligrafía
- Consiste en la monitorización y el registro de las variables cardio-respiratorias; se realiza con un dispositivo especial y podría ejecutarse en casa.
- Detecta trastornos respiratorios: patologías donde las personas dejan de tomar aire o hay problemas de hipoventilación o hipoxia.
- Al evaluar cuando no llega suficiente oxígeno al cerebro, la cánula nasal mide entrada y salida de aire, por nariz y boca.
- La banda en tórax monitorea movimiento de los músculos al respirar; y en este mismo sensor se observan ronquidos o posición corporal.
- Con el oxímetro, colocado en el dedo índice, se mide frecuencia cardiaca y nivel de oxígeno en sangre.
¿Sin riesgos?
El uso regular de fármacos o inductores de sueño no debe hacerse como primera opción, pues pueden crear dependencia y no solucionan la raíz del problema: si hay una predisposición genética, malos hábitos u otro padecimiento que origina todo. Por ejemplo, los factores de riesgo son tener más de 50 años, obesidad o hipertensión.
En ocasiones, en los trastornos respiratorios se puede echar mano de intervenciones quirúrgicas o dispositivos que ayuden a mejorar la vía aérea superior durante la noche.
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