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Hierve el Agua, el asombroso oasis de las cascadas petrificadas de Oaxaca

Infobae | 15/03/2024 | 00:35

En el corazón de Oaxaca se esconde una de las maravillas naturales más impresionantes de México: las cascadas petrificadas de Hierve el Agua, un sitio casi único en el mundo, pues sólo existe una más similar en Turquía. Este destino no solo ofrece una experiencia inigualable, sino que también es testimonio de la riqueza cultural y natural de la región.
 
Cómo se formaron
Las cascadas petrificadas de Hierve el Agua representan un fenómeno geológico y cultural de gran importancia. Este espectacular paisaje es el resultado de un proceso natural que se ha desarrollado a lo largo de miles de años, junto con un vínculo profundo con las culturas prehispánicas que habitaron la región.
 
La formación de las cascadas petrificadas de Hierve el Agua se originó por un proceso natural conocido como la precipitación de carbonato de calcio. Este proceso comienza cuando el agua, cargada con altas concentraciones de carbonato de calcio disuelto, brota a la superficie a través de manantiales. Al entrar en contacto con el aire y perder dióxido de carbono, el agua provoca que el carbonato de calcio se precipite, depositando gradualmente capas de este mineral sobre la superficie.
 
 
Con el paso del tiempo, estos depósitos de carbonato de calcio crearon una serie de formaciones que asemejan cascadas congeladas en el tiempo, junto con una serie de terrazas y albercas naturales. Estas formaciones tienen una textura rugosa y porosa, y su color varía desde blancos y cremas hasta tonalidades verdes y azules debido a la presencia de otros minerales.
 
La zona donde se encuentran las cascadas petrificadas de Hierve el Agua estuvo habitada por varios pueblos indígenas a lo largo de la historia, entre ellos los zapotecas, quienes desarrollaron una compleja civilización en esta región de México.
 
Estos pueblos prehispánicos se beneficiaron de los manantiales y el abundante suministro de agua para sus actividades agrícolas, incluso ingeniaron sofisticados sistemas de irrigación utilizando las terrazas formadas por los depósitos de carbonato de calcio.
 
Además del uso agrícola, se cree que Hierve el Agua tenía una significación cultural y religiosa para los pueblos prehispánicos, posiblemente relacionada con rituales y prácticas ceremoniales vinculadas al agua, un recurso vital y sagrado en muchas culturas mesoamericanas.
 
¿Qué se puede hacer en Hierve el Agua?
A lo largo de los años, Hierve el Agua se ha convertido en un importante destino turístico, conocido tanto por su belleza natural única como por su significado histórico. La conservación del sitio ha sido un tema de preocupación, tanto para proteger su integridad geológica como su legado cultural.
 
La afluencia de visitantes requiere un equilibrio cuidadoso para asegurar que este paisaje impresionante pueda ser preservado para las futuras generaciones, manteniendo al mismo tiempo su rol como un recurso vital para las comunidades locales.
 
 
En Hierve el Agua, los visitantes pueden admirar no solo las impresionantes cascadas petrificadas, sino también disfrutar de un baño en sus piscinas naturales, que ofrecen vistas espectaculares del paisaje montañoso. Es posible explorar la zona y descubrir vestigios de canales y terrazas de cultivo zapotecas.
 
La entrada a Hierve el Agua tiene un costo aproximado de 50 pesos mexicanos (contando únicamente acceso). Siempre es recomendable verificar el costo antes de planificar la visita por posibles cambios.
 
Atracciones Principales:
 
Cascadas Petrificadas: Las dos principales “cascadas” son la cascada chica, accesible a pie y donde se encuentra un balneario natural, y la cascada grande, que ofrece una espectacular vista panorámica.
 
Piscinas Naturales: El agua que emana de la tierra, rica en minerales, ha creado también varias albercas naturales en las que los visitantes pueden darse un refrescante chapuzón, disfrutando de una vista inigualable.
 
Zona Arqueológica: Los restos de canales, terrazas y otras estructuras zapotecas son accesibles para los visitantes, ofreciendo un vistazo a la ingeniería y cosmovisión de esta civilización.
 
 
Consejos para Visitar:
 
Mejor época para visitar: Aunque Hierve el Agua es impresionante en cualquier época del año, durante la temporada de lluvias (junio a septiembre) el paisaje se torna especialmente verde y vibrante.
 
Cómo llegar: Se puede llegar en coche particular o mediante excursiones organizadas desde la ciudad de Oaxaca. El acceso a las cascadas implica un camino de terracería, recomendable para vehículos en buen estado.
 
Qué Llevar: Es esencial llevar agua, protector solar, sombrero, y traje de baño para disfrutar de las piscinas naturales. El área es rural, por lo que conviene ir preparado con snacks o alimentos.
 
Respeto al Entorno: Recordemos que Hierve el Agua es un sitio de gran importancia natural y cultural. Es fundamental dejar el menor impacto posible, evitando dejar basura y respetando las zonas restringidas.
 
¿En dónde está la otra cascada?
 
Un Espejo de Caliza Deslumbrante Pamukkale, conocido como “el castillo de algodón” en turco, es famoso por sus terrazas de travertino llenas de aguas termales.
 
A diferencia de Hierve el Agua, Pamukkale forma parte de un complejo más grande que incluye también las ruinas de la antigua ciudad de Hierápolis. Los visitantes pueden caminar a través de las piscinas naturales, explorar el anfiteatro greco-romano y sumergirse en las aguas termales que han sido utilizadas por milenios.
 
Aunque Hierve el Agua y Pamukkale comparten similitudes en su origen geológico, cada uno ofrece una experiencia distinta. Hierve el Agua brinda una íntima conexión con la naturaleza y la historia prehispánica mexicana, mientras que Pamukkale se destaca por su magnitud y la riqueza histórica greco-romana.
 
Ambos sitios invitan a la reflexión sobre la impresionante capacidad de la naturaleza para moldear el paisaje, así como la importancia de conservar estos entornos únicos para futuras generaciones. Visitar estas maravillas petrificadas ofrece una inigualable oportunidad de maravillarse ante la belleza natural al tiempo que se sumerge en la rica tapestry cultural que cada sitio conserva.