Nuevas investigaciones sugieren que los alimentos ultraprocesados, como refrescos, dulces, barras energéticas, yogur de frutas, pizza congelada y comidas preparadas, son especialmente dañinos para el corazón y el cerebro, afectando el estado de ánimo y la cognición.
Un análisis reciente publicado en BMJ en febrero encontró resultados preocupantes. Se encontraron vínculos directos entre un mayor consumo de alimentos ultraprocesados y un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, obesidad, problemas respiratorios, ansiedad, depresión, trastornos del sueño y mortalidad en general.
Estos resultados son consistentes con estudios anteriores. Dietas altas en estos alimentos se relacionaron con un 44% más de riesgo de depresión y un 48% más de riesgo de ansiedad. Otro estudio encontró que incluso consumir el 33% de las calorías provenientes de alimentos ultraprocesados aumenta el riesgo.
Además, un estudio que siguió a medio millón de personas en Inglaterra, Escocia y Gales encontró que el riesgo de demencia aumentó un 25% por cada aumento del 10% en el consumo de alimentos ultraprocesados.
Estos alimentos también pueden ser adictivos y están diseñados para ser irresistibles. Su fácil consumo en grandes cantidades y su alta palatabilidad pueden interferir con las señales de saciedad del cuerpo.
Comer en exceso estos alimentos puede llevar a problemas de salud como la obesidad, la cual está relacionada con la depresión y la ansiedad. Además, pueden afectar negativamente el funcionamiento de las células grasas, lo que puede desencadenar problemas de salud mental y demencia.
Es importante ser consciente de los riesgos asociados con los alimentos ultraprocesados y optar por una alimentación más equilibrada y natural para mantener la salud del corazón y el cerebro.
Dado que estos alimentos suelen ser hiperpalatables, aproximadamente del 14 al 20 por ciento de los adultos y del 12 al 15 por ciento de los niños y adolescentes son adictos a la comida, según la Escala de Adicción Alimentaria de Yale, que ayudó a desarrollar Gearhardt. “Esas son tasas similares de adicción al alcohol y los cigarrillos”, dice.
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