Pasar por una mala etapa que te mantenga preguntándote todo el tiempo cómo dejar de malgastar tu vida es un episodio por el que muchas personas han pasado más de una vez en su vida. Lamentablemente, este tipo de malas rachas son muy difíciles de prevenir, ya que las transiciones a las diferentes etapas de crecimiento son el terreno perfecto para cultivar crisis existenciales.
Pero gracias a que todo en la vida es cíclico, es un alivio saber que así como hubo un punto de partida, también habrá una línea de meta. El que te estés haciendo la pregunta “¿cómo dejar de malgastar tu vida?”, con más frecuencia es una excelente señal, ya que significa que estás acercándote al final y buscas los medios para lograrlo. Aquí te dejamos unas recomendaciones para que puedas terminar más rápido este doloroso, confuso, estresante y complicado episodio de confusión.
6 consejos sobre cómo dejar de malgastar tu vida
Define lo que más valoras
Si te dieran a escoger 5 cosas con las que vivirás el resto de tu vida, ¿qué elegirías? Las limitaciones de tiempo, dinero y recursos siempre destacan lo que más importa en la vida. No es que tengas que quedarte sin nada para descubrir cuáles son las cosas que más valoras, puedes crear un escenario hipotético respecto a cada parte de tu vida y así definirás tu top cinco de cosas sin las que puedes vivir. Por ejemplo, si tan solo tuvieras el dinero justo para comer lo suficiente en el mes, ¿qué alimentos sacarías de tu despensa: las galletas o las manzanas?
En el sentido contrario, pensar en una vida imaginaria en la que tus recursos, tiempo y dinero sean ilimitados también te puede ayudar a ver con claridad lo que realmente quieres. Digamos que no sabes qué carrera elegir: puedes pensar que cuentas con todo el tiempo, dinero y recursos del mundo para solo tener que preocuparte por escoger la que realmente te gusta; si la respuesta viene a ti fácilmente, ¡un problema menos! Ahora tu propósito será encontrar los medios que te permitan estudiarla.
Convéncete a ti misma
El doctor japonés Masaru Emoto en su libro Los Mensajes del Agua explica que las palabras tienen el poder de cambiar la forma en que se cristaliza el agua según su vibración. El autor hizo un experimento con dos gotas de agua a las que les habló de manera positiva y negativa respectivamente; después las cristalizó y se dio cuenta de que cada una tomó una forma diferente debido a las distintas vibraciones que recibieron.
Más allá del logro científico del doctor Emoto, la enseñanza de su descubrimiento es que las palabras tienen el poder de transformar. Así que la mejor manera en que puedes reprogramar a tu cerebro para cambiar de mentalidad, perspectiva, e incluso encontrar la motivación que estás buscando es diciéndote en voz alta las cosas que deseas para tu vida; por ejemplo, “me puedo levantar temprano” o “comeré sanamente”. Este es básicamente el principio de la manifestación.
Cambia tu panorama
Muchas veces los bloqueos existenciales vienen de que vemos y hacemos lo mismo todos los días. Un cambio en tu rutina y en tu espacio te puede ayudar a sentirte diferente porque estás viendo un panorama distinto. Prueba un desayuno diferente por las mañanas y saca todo lo que ya no necesitas para hacerle espacio a cosas nuevas en tu casa. Estos pequeños cambios te facilitarán salir de lo que te está provocando malgastar tu vida.
Establece un propósito para todo
Podrías tener el coche del año, el tanque de gasolina a tope y el GPS más avanzado, pero si no sabes a dónde ir, ¿de qué te sirve todo eso? Aún para las acciones más pequeñas necesitas un propósito que te impulse a hacerlas. La palabra propósito suena muy profunda y es agobiante pensar en que todo debería tener un sentido filosófico revolucionario, pero en realidad los objetivos de tu día a día pueden ser tan simples como “tomo café todas las mañanas porque me encanta su sabor” o “salgo a caminar todos los días porque disfruto ver los árboles”. No te quiebres la cabeza buscando una razón muy pesada para hacer las cosas; encuentra pequeñas motivaciones que te den el impulso para activarte y darte la energía para buscar las más complejas.
Haz un plan de acción
En el mundo de la productividad, uno de los consejos más populares es siempre empezar por la tarea más pesada. Sin embargo, la idea contraria ha ganado fama, pues muchas personas se han dado cuenta de que iniciar por las acciones más pequeñas les da la motivación para hacer las más grandes porque reciben de manera rápida la sensación de victoria y, dado que esta le encanta el cerebro, surge la necesidad de hacer más y más. Entonces, cuando armes tu plan de acción para encauzar tu vida, parte de las acciones que te costarán menos tiempo y energía, como limpiar tu casa, hacerte un cambio de look o reemplazar tu foto de perfil en redes sociales. Una vez que te llegue la dopamina por la satisfacción de que has completado varias tareas, querrás seguir el ritmo y hacer cada vez más cosas.
Pide ayuda
Leer todos estos consejos es mucho más fácil que ponerlos en práctica, de eso no cabe duda. Incluso es normal que luego de recibir tantos regaños u órdenes sobre cómo dejar de malgastar tu vida te desmotiven a poner tus manos a la obra. Si estás de acuerdo con la mayoría de las cosas que has leído sobre este tema, pero aún así no logras generar esas ganas de salir del hoyo, no te sientas culpable. Siguiendo la teoría del Dr Emoto, el cerebro adopta la forma de tus pensamientos y es muy fácil convencerlo si recibe el mismo mensaje constantemente; así que, si llevas toda una vida o muchísimo tiempo pensando que no sabes qué hacer con tu vida, que eres una persona fracasada o que nunca encontrarás la felicidad, es apenas lógico que aún teniendo la respuesta enfrente de ti te cueste trabajo ponerla en práctica.
Estas ideas están estancadas en tu mente y el hecho de que sientas la necesidad de hacer un cambio quiere decir que tu cuerpo de una u otra manera te está pidiendo expulsarlas. La mejor forma de hacerlo es desahogándote con palabras: visita a tu persona de confianza y cuéntale por lo que estás pasando (puedes dejarle claro que no buscas un consejo porque ya sabes lo que tienes que hacer, sino que simplemente quieres sacar lo que traes dentro), o en caso de que no te sientas cómoda hablando con un conocido puedes buscar ayuda profesional con un psicólogo que te escuche y valore lo que estás sintiendo (este también te puede ayudar con más recomendaciones y ejercicios terapéuticos o medicamentos para acelerar tu proceso).