Sobre la ley, el presidente tiene otros datos

LA MORAL es un árbol que da moras, decía Gonzalo N.Santos, cuando se invocaban algunos principios ante acciones políticas indebidas o de plano inescrupulosas. Aun así, había quiénes insistían que hay cosas que la ley permite, pero la moral prohíbe. Es una discusión interminable, porque moral y ley, en esencia, vienen teniendo un significado común, pero con una diferenciación específica. De mors, mores, costumbre, viene moral, que son las normas dictadas por la costumbre de la comunidad, atendiendo que debe prevalecer el biensobre el malen ellas. De lex, norma escrita y dictada por la autoridad competente, viene ley. Ambas son normas de conducta, para la convivencia social, pero una depende de la aceptación comunitaria y la convicción personal y, la otra, de los principios de autoridad y gobierno. Ambas son normas, pero su incumplimiento tiene sanciones diferentes, las faltas morales se castigan con diversas expresiones de desaprobación social y la amenaza del infierno, mientras que las legales pueden llegar hasta la privación de la libertad. En una sociedad bien organizada, integrada como estado, entendido este como la conjunción de territorio, población y gobierno, la moral no puede estar por encima de la ley porque el cuerpo de leyes es el que articula la convivencia social. En un estado plural, laico y democrático pueden coexistir varias costumbres, pero todos los ciudadanos deben normar sus actividades con las mismas leyes. En México, hay una Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que es la ley suprema, y un cuerpo de leyes complementarias. Desde los tiempos de la Reforma, cuando se definió el proyecto y rumbo de la nación, el presidente Benito Juárez, sentenciaba:“Nada por la fuerza, todo por la razón y por el derecho”, el derecho, obviamente es la ley. Un presidente posterior, José María Iglesias, el presidente legalista, aseguró: “Sobre la Constitución, nada: ¡Nadie sobre la Constitución!”. Concepto que ha sido difundido en su versión de: “Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”. Todo está claro y socialmente aceptado, es lo que nos ha permitido mantener la unidad nacional y tener un país con cierta estabilidad gubernamental.

CON MÁS DE 200 años de haberse consumado la Independencia Nacional y más de 100 de la Revolución Mexicana y la consecuentepromulgación de la Constitución Política que nos rige, hoy nos sale alguien con que tiene otros datos:“Por encima de la ley está la autoridad moral, la autoridad política”. Lo preocupante es que ese alguien no es cualquier ciudadano, es el presidente de la República, cabeza del Poder Ejecutivo, quien para asumir ese cargo, tuvo que jurar que cumpliría la Constitución y las leyes que de ella emanan. Cuestionado sobre su decisión de dar a conocer el teléfono de la periodista Natalie Kitroeff, jefa de la corresponsalía de The New York Times en México,quien envió una carta a Jesús Ramírez Cuevas, coordinador de Comunicación Social de la Presidencia, en la que le informa que están trabajando en un reportaje que involucra al presidente ypide sus comentarios sobre lo que  ahí se tratará;el presidente hizo pública la carta, dando a conocer, indebidamente, el teléfono de la solicitante. Otra periodista, Jessica Zermeño,  de Univisión, le preguntó si no consideraba un error lo que había hecho, invocando la reglamentaciónvigente, AMLO, le contestó: “Por encima de la Ley de Protección de Datos Personales, está La dignidad del presidente”. Así las cosas habrá que investigar, dónde quedó la dignidad de la ley.

LA CARTA que tanto barullo ha provocado, y hecho enojar al presidente, más que agredir a López Obrador, es una invitación a que dé su punto de vista sobre señalamientos que se han hecho en su contra, pues textualmente dice: “Quiero informarle que estamos trabajando en un reportaje sobre una investigación que realizó el gobierno de Estados Unidos durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, distinta de la investigación de la DEA que se hizo pública hace unas semanas y que sólo analizó su campaña de 2006.Por este medio solicitamos sus comentarios sobre el reportaje. Tenemos hasta las 17:00 hoy, el 21 de febrero, para incluirlo en el artículo”. Luego trae un cuestionario sobre los puntos sustanciales. Una práctica periodística en la que se tomanen cuenta las versiones de todas las partes, el presidente no lo vio así y armó más escándalo que el que el reportaje hubiera provocado.

PELEADO Y RETADOR con todos, hasta con YouTube, el presidente, en la discusión involucró a la Estatua de la Libertad, a Miguel de Cervantes y hasta Juan el Evangelista, porque tambiénmencionó lo de “La verdad os hará libres”. Claro que lo hizo del modo que él entiende ese concepto, en lugar de respetar las leyes, prefiere irse por la libre. Irreverentes que somos, NOSOTROS DECIMOS:
En políticas de calibre
Y de notorios excesos
La verdad no hará a nadie libre
¡Pero a muchos dejará bien presos!
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