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Evocan las enseñanzas del 'gurú' Ramón Xirau

Reforma | 22/02/2024 | 17:01

En 1953, con apenas 29 años, y en un libro tan importante como Sentido de la presencia, el joven Ramón Xirau (1924-2017) ya mostraba "la primera expresión de una filosofía entera", estima Guillermo Hurtado.
 
 Una cuya tesis fundamental ronda en torno a que sólo el lenguaje poético puede adentrarnos en la realidad más íntima de las cosas y las conciencias, y que la poesía brinda un conocimiento vedado a la filosofía, el conocimiento más hondo de lo real, expuso Hurtado este miércoles en un homenaje rendido a Xirau con motivo de su centenario, conmemorado en enero pasado.
 
 "Lo que ya encontramos en 1953 es esa filosofía propia, originaria de Ramón Xirau, que nace del pensamiento de Bergson, pero que muy pronto se constituye como una filosofía original, propia y, como señalaba también el propio Xirau cuando hablaba del concepto de estar, una filosofía propiamente hispánica", refrendó Hurtado, también filósofo, en el acto celebrado en la Sala Carlos Chávez de la UNAM.
 
 "No un sistema filosófico, Xirau se hubiera enojado con eso. No, sistema no; en eso también era muy bergsoniano: Los sistemas filosóficos no sirven, son pensamiento cerrado, muerto", agregó.
 
 Moderados por el poeta y activista Javier Sicilia, discípulos, colegas y amigos de Xirau, poeta y filósofo de origen catalán exiliado en el País desde que tenía 15 años, y una de las figuras intelectuales y artísticas de México más connotadas del Siglo 20, evocaron sus distintas facetas.
 
 Lo recordaron como un importante hombre de letras, ensayista, editor y crítico literario, además de como "un maestro generoso y tolerante", de acuerdo con la filósofa y académica de la UNAM Gabriela Hernández.
 
 "Es decir, Xirau encarna en su propia vida, en su propia existencia, de una coherencia total, un modo de estar y un modo de ser armónico e integrador, generoso, personal. Y eso, no me dejarán mentir los que están aquí, fue parte de lo que pudimos vivir cuando convivimos con él", resaltó Hernández.
 
 "Muchas generaciones de alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras (de la UNAM) disfrutamos estas virtudes como pensador y como maestro en su actitud abierta, siempre dispuesto a discutir ideas nuevas, pero también siempre distanciado de todo dogmatismo", añadió. "Logró Ramón en sus clases reunir y presentarnos a muchos de nosotros a autores que nos van a abrir una forma de hacer la filosofía".
 
 Para Virginia Aspe, académica de la Universidad Panamericana (UP), resulta sorprendente que el también miembro de El Colegio Nacional haya sido apreciado por grupos filosóficos antagónicos; "él fue más un gurú que un scholar", consideró, refiriendo su talante poco ortodoxo, y recordando dos aspectos suyos.
 
 "Su capacidad analítica y sintética de comentario a los textos de fondo, que se prueba en su libro Introducción a la historia de la filosofía (1964); para mí, aún no está superado ese texto porque es argumental, es temático, es un texto fabuloso. A mí él personalmente me dijo que fue el libro que lo sacó de pobre, a él y a Ana María (Icaza de Xirau), y que por eso pudo viajar. Esa era una anécdota de él.
 
 "Y su modo de hacer filosofía. Recibía a los chavos semanalmente --aquí hay muchos de ellos-- porque le gustaba ver la frescura con la que abordaban los textos y aprendía de ellos. Es un hombre de una humildad intelectual y, sí, es alguien que la fuerza estaba en la prudencia, en el diálogo y en la apertura", prosiguió Aspe.
 
 Uno de esos jóvenes que se aproximaban a Xirau era Luis Xavier López Farjeat, hoy filósofo, escritor y editor, a quien fascinó el interés que el catalán nacionalizado mexicano en 1955 albergaba en torno a Dios, un tema recurrente en su obra.
 
 "Xirau busca y establece puntos de contacto entre poesía, religión y filosofía. Nos enseña que lo sagrado tiene formas muy diversas, y la obra de Xirau podría leerse precisamente como una detallada descripción de lo sagrado y sus variantes. O, mejor dicho, el trasfondo de sus obras creo que es la paradoja de lo sagrado", detalló López Farjeat, también académico de la UP.
 
 "Para Xirau, la poesía es una especie de vivencia religiosa, de vía intuitiva hacia la otredad. La religión es una vivencia espiritual acompañada de belleza poética", continuó. "Xirau encuentra, pues, que existe una hermandad de sangre entre poesía, religión y filosofía; y sospecho que la primogénita es la poesía".
 
 Una poesía, a decir del poeta Julio Hubard, también presente en el homenaje, de las "más interesantes de la historia hispánica", escrita con gran fidelidad a su lengua materna, y con "un valor expresivo que ayuda a asir lo que la racionalidad pura no alcanza a expresar con claridad y evidencia", ahondó López Farjeat.
 
 "La poesía es una reja del lenguaje, en sus intersticios permite atisbar la verdad, pero no puede decir todo de la verdad. Por eso la metáfora, por eso todas las figuras retóricas que acompañan a la poesía, el oxímoron", reflexionó Sicilia.
 
 "El oxímoron para un pensamiento muy racionalista, creo que es lo que quiere decir etimológicamente, es un dicho pendejo. O sea, ¿cómo que la música callada? Sin embargo, esta aparente aporía abre sentido, un sentido que es del orden de lo inefable. Pero nos permite atisbarlo", insistió el poeta y activista.
 
 Finalmente, Hernández enfatizó que Xirau profesó la filosofía "como una forma de vida que aspira a la plenitud del ser humano, a la comunión, al amor, como una interrogación constante cuyo horizonte último consiste en pensar siempre buscando la armonía del hombre y del Cosmos".
 
 "La filosofía, para Ramón Xirau, es razón de vida, razón hecha amor; es logos amoroso, irreductible a una sola corriente o escuela filosófica. Nuestro maestro, el autor de Palabra y silencio (1964), siempre buscó integrar al hombre en una perspectiva, en una noción, la noción de persona. Y él la entiende como un equilibrio entre razón y emoción, entre logos y eros", apuntó la filósofa antes de dar lectura al poema Nuestro otro.
 
 "Nuestro Otro, todo es claro en el paisaje, / las velas en el mar, los sauces en el campo, / el amor en los ojos, los soles hacia el sol, / claror del mundo, claror de nuestro sol, / olas, olas, ríos breves, / ah, playas / el limonero todo verde / ilumina el espacio / y lentamente, enamoradamente, todo / es belleza.
 
 "Todo es sencillo, todo claro. / Mirad: / el mundo es tal como se ve", enunció Hernández.
 
 "Es esta comprensión del tiempo y de la presencia en este estar donde se encuentra para nuestro autor el verdadero sentido de nuestra existencia, y yo considero que ésta es de las grandes aportaciones filosóficas que tiene Ramón Xirau", concluyó.
 
 Sicilia cerró el acto instando a una recuperación del poeta y filósofo homenajeado: "Es una apertura y una invitación, en los 100 años de su nacimiento, volver a Don Ramón, y a pensar desde Don Ramón, y a introducirlo en nuestras vidas y en nuestras clases".