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Descubren porque los gatos ronronean

Milenio | 21/02/2024 | 17:53

No hay duda que el ronroneo es una de las cosas que más caracteriza a los gatos, lo que pocos saben es que, pese a resultar tan común para los amantes de los felinos, la forma en que se produce el hipnótico sonido es un tema desconcertante para la ciencia.
 
Y es que, a pesar de su pequeño tamaño, los michis son capaces de producir bajas frecuencias, que suelen estar entre 20 y 30 hercios (Hz).
 
?Esto resulta extraño porque normalmente este tipo de frecuencias se observan en especies más grandes, como los elefantes, que tienen cuerdas vocales mucho más largas.
 
Además, tampoco queda claro por qué — y a diferencia de otros animales pequeños que también pueden ronronear (como los mapaches por ejemplo)— estos felinos tienen la habilidad de variar la intensidad de sus ronroneos.
 
¿De dónde viene el ronroneo?
Si bien desde hace mucho tiempo existía una serie de explicaciones, no fue hasta fechas recientes que se buscó comprobar el porqué del hipnótico y tranquilizador ronroneo. Fue así que, a través de investigaciones dadas a conocer en octubre de 2023, se arrojó un poco de luz sobre el origen de este sonido.
 
Una de las hipótesis principales que se tenían sobre el ronroneo de los gatos es que este era producto de contracciones musculares activas en la laringe, un proceso controlado por el cerebro.
 
Sin embargo, esta teoría podría no ser del todo correcta, según apunta un estudio publicado en Current Biology. El equipo de investigación, liderado por Christian Herbst de la Universidad de Viena, descubrió que los gatos pueden producir sonidos de ronroneo sin la necesidad de entrada neural.
 
En lugar de contracciones musculares, los gatos pueden generar estos sonidos a través de la oscilación auto-sostenida de las cuerdas vocales.
 
Este fenómeno, conocido como el principio Mioelástico-Aerodinámico (MEAD), es similar al proceso de cómo los humanos y otros mamíferos producen sonidos. Una vez que las cuerdas vocales comienzan a vibrar, no se necesita más información emitida desde el cerebro para mantenerlas funcionando.
 
Buscando entender el porqué de esta posibilidad, los investigadores descubrieron que los gatos tienen “almohadillas” de tejido en sus cuerdas vocales que les permiten vibrar a bajas frecuencias.
 
“Las almohadillas se presentan independientemente de la edad y el sexo y pueden alcanzar un tamaño de hasta 4 mm”, se lee en la investigación.
Estas almohadillas también podrían ayudar a entender cómo, a pesar de su tamaño, pueden producir sonidos de baja frecuencia. Ya que estas vibraciones ocurren incluso cuando la presión del aire es muy baja.
 
Dichas estructuras son similares a las de otros animales que producen sonidos de baja frecuencia, por ejemplo, las ballenas tienen estructuras grasas en su aparato vocal que les permiten emitir pulsos de baja frecuencia.
 
De manera similar, la rana túngara tiene masas fibrosas “conmutables” en su laringe que le permiten producir dichos sonidos. Incluso en humanos, ciertas condiciones patológicas, como el edema de Reinke, pueden alterar las cuerdas vocales y permitir la producción de sonidos de baja frecuencia.
 
Los hallazgos de los investigadores no descartan completamente la teoría de la contracción muscular activa, sino que, sugieren que ambos mecanismos, MEAD y contracciones musculares, podrían estar trabajando juntos para producir el ronroneo de los gatos.
 
¿Cómo lo averiguaron?
En este estudio, los científicos examinaron las laringes de ocho michis fallecidos. De acuerdo con lo señalado por el grupo de investigadores, los gatitos tuvieron que ser sacrificados debido a enfermedades terminales (que no estaban relacionadas con las cuerdas vocales) en clínicas veterinarias en Viena, Austria.
 
Los dueños de los gatos dieron permiso para que las laringes de sus gatos fueran estudiadas después de que los gatos murieran. Justo después de que los gatos fallecieron, los científicos extrajeron las laringes y las congelaron rápidamente con nitrógeno líquido para preservarlas.
 
La noche antes de que los científicos realizaran sus experimentos, dejaron que las laringes se descongelaran lentamente hasta llegar a la temperatura ambiente. Esto permitió que estuvieran en las mejores condiciones posibles para los experimentos.
 
Aunque estos descubrimientos dieron mayor claridad sobre el ronroneo de los gatos, la ciencia aún tiene mucho que aprender al respecto. Lo que sí quedó mucho más claro es que este sonido es más complejo de lo que se pensaba anteriormente.