Un tranvía llamado partido

UNA VEZ QUE NOS HEMOS enterado de los primeros desazones que se han vivido entre aquellos cuyo corazón está puesto en la elección del 2024, no deja de ser menester, como dirían los antiguos, poner a consideración que apenas está iniciando este proceso y se están presentando las más insólitas alianzas.

EN ESTE SENTIDO LE PLATICO, amigo lector, si es que usted también coincide con su servidor, que cada elección tiene una personalidad propia que refiere a su circunstancia, su momento histórico, sus protagonistas. Por mucho que se quiera tomar referencia a fin de generar escenarios iguales, por naturaleza filosófica que dicta que nadie se baña dos veces en el mismo río, me atrevería a decirle que nadie vota por lo mismo dos veces, aunque así parezca.

SIN HACER MUCHO ESFUERZO EN la memoria, sobre todo aquellos ciudadanos que tienen poco de andar votando, recordemos la elección del cubrebocas, que planteó sus propios retos y esquemas en medio de una crisis sanitaria; la elección de todos contra uno y uno contra todos, la elección de las candidaturas ciudadanas, que de este último ejemplo de un malogrado esfuerzo democrático, resultó la desilusión que ahora es patente, al tiempo que ya nadie se presenta con esta intención de revivir la figura.

BUENO, COMO LE COMENTÉ AL inicio de estas líneas, son solo algunos ejemplos, para invitarlo a pensar en este 2024, ¿Cuál será la personalidad de este proceso? ¿Qué particularidades nos plantean estos protagonistas que apenas estamos conociendo, a fin de determinar nuestro voto?

YO POR LO PRONTO PODRÍA sugerir, en el caso particular de San Luis Potosí, en la búsqueda fútil de la redención política. Partidos que anuncian su zozobra como embarcaciones que se hunden en el horizonte, a los albores de este año y que al tiempo de no fincar una verdadera renovación, su objetivo de enamorar al electorado se ve más lejos que en cualquier otro momento.

PERO HABLANDO DE LO QUE SON apenas los procesos de elección interna, en San Luis Potosí mire usted a Rubén Guajardo, que dice tomarle la palabra a Enrique Galindo para participar ni más ni menos que en el proceso interno del Revolucionario Institucional, siendo panista de cepa, y no menos inaudito que sea el propio ex secretario general de Gobierno de los tiempos de Toranzo, quien se convierte en su representante dentro de este proceso priísta, otro tricolor de gran arraigo, pero cuya perspectiva podría no ser tan moderna.

AL REFERIRSE A LOS PARTIDOS políticos como el único tranvía viable que podría llevarte a un proceso de campaña serio de cara a la ciudadanía, sin duda nos plantea un escenario de partidos e institutos, donde nuevamente ante los electores se desdibujan más los partidos y se arraigan más los candidatos.

ES DIGNO DE UN ESTUDIO políticos que por miedo nadie se atreve a hacer, que los mexicanos y sin duda los potosinos, votan cada vez más por una persona y no por un partido, lo que antoja en un futuro no muy lejano que los partidos no sean más que un ornato o un tranvía, si tal vez un viejo y destartalado tranvía, pero al fin y al cabo el único medio por el que se puede llegar.

¿PLATAFORMAS POLÍTICAS? ESAS ya están a la venta. Con eso de las alianzas, entre fresa y chocolate, entre azul y buenas noches. El fin justifica los medios, te subes o te bajas, y si te mueves ya no sales en la foto.

SI EN EL CAFÉ, EN LOS PASILLOS DE los partidos hay quien llora o se lamenta de que aún existe la línea, el interés de grupos, los padrinos. Nada nuevo bajo el sol, a decir verdad siempre ha funcionado de una o de otra manera así.

LO QUE RESULTA GRACIOSOS ES siempre cómo aquellos que antes eran los victimarios se mal visten en un papel de víctimas de sus propios institutos políticos, de sus propios compañeros. Hoy hasta las parentelas se pierden.

HASTA LA PRÓXIMA.