Lo que sí esperaba

NO NECESITO TENER DOTES DE adivinador ni ser un Nostradamus de la actualidad para predecir lo que sucedería en este sexenio con Andrés Manuel López Obrador.

LA SEMANA PASADA EXPUSE LO contrario en este mismo espacio, es decir detallé situaciones que no me imaginé que sucedieran.

DIVIDIR AL PAÍS EN FIFÍS Y chairos, en conservadores y liberales. Eso era totalmente pronosticable. AMLO mantiene clara esa idea de “divide y vencerás”.

ALGO QUE TAMBIÉN ESTABA MUY claro era que culparía de todo al pasado ante los malos resultados.

QUE TODO SE CENTRALIZARÍA EN su imagen, como sucedía antes con el presidencialismo. Sus secretarios de estado son casi invisibles es y difícil recordar sus nombres para la mayoría de mexicanos.

UTILIZAR “LA MAÑANERA” PARA desviar los temas importantes, atacar a los periodistas incómodos y tratar de imponer “su verdad”, incluso intentando convertirse en un órgano de regulación para decir quién tiene la razón y quién no.

NULO COMPROMISO CON LA transparencia y poner todos los obstáculos a la rendición de cuentas, durante muchos años López Obrador mostró su oposición por el tema.

ESO DE QUE LA CORRUPCIÓN SE barre desde arriba como una escalera tampoco lo creí, ya que estaba comprobado que desde años antes, cuando se destapó la cloaca en el gobierno de la ciudad de México con René Bejarano, “el señor de las ligas”, y que también embarraba a Carlos Ímaz, quien era cercano a López Obrador, y ahora ex esposo de la actual candidata de Morena a la Presidencia, Claudia Sheinbaum, en lugar de ir a fondo y evitar la impunidad, se salió por la tangente y no quiso usar la escoba ni para barrer el primer escalón.

EN SU GABINETE, COMO ERA MUY fácil presagiar, brillaron por su ausencia los jóvenes. En su lugar se rodeó de viejos lobos colmilludos del viejo régimen, que se hincharon de dinero cuando estaban el PRI, como sucedió con el polémico Manuel Bartlett, y en el actual sexenio junto con su hijo, les han sacado provecho a los recursos públicos.

SÍ ESPERABA A UN LÓPEZ Obrador en campaña constante, en lugar de comportarse como un jefe de estado que no debería dividir al país. En muchas ocasiones se sigue comportando como si todavía fuera un candidato y no el primer mandatario de la nación.

POR LO TANTO, TAL COMO SE hacía en el pasado que tanto ha criticado, el dedazo presidencial fue más que evidente para imponer a su candidata del partido que él mismo fundó.