CONCLUYEN FESTEJOS OFICIALES

Con los eventos realizados el pasado fin de semana concluyeron los festejos conmemorativos del Bicentenario de la  Independencia y el Centenario del inicio de la Revolución Mexicana.

Fueron eventos más próximos a las representaciones de Walt Disney que a lo característico de lo mexicano. En la Plaza de la Constitución se desarrolló un desfile con un contingente de ocho mil personas, en su mayor parte elementos del Ejército, incluidos aviones y tanques, así como una parte dedicada al aspecto folklórico de las celebraciones anteriores, con Adelitas y hombres supuestamente representativos de las diferentes facciones que luchaban por alcanzar mejores niveles de vida.

Había carrancistas, obregonistas, villistas y zapatistas, pero también contingentes de “pelones” que representaban a las fuerzas federales que tuvieron qué enfrentar a los revolucionarios de todas las facciones.

No faltó una estatua colosal del mártir de la democracia, don Francisco I. Madero, ni las caracterizaciones de Carranza, Villa y Zapata.

En el monumento a la Revolución, que fue totalmente remozado en sí mismo y en sus alrededores con una inversión de varios millones de pesos, el jefe de gobierno del Distrito Federal se ganó el aplauso y la aprobación de residentes en la capital del país por lo vistoso del arreglo, que incluyó la instalación de un elevador que conduce al mirador del monumento. Los juegos de luces deslumbraron a los capitalinos, que manifestaron el mismo asombro que si fueran visitantes provincianos, por el ingenio y los efectos de tecnología de punta con que se montaron.

Para muchos mexicanos fueron pocos los eventos verdaderamente importantes por su contenido y proyección, que sirvieron para fortalecer el espíritu patriótico, revolucionario y de libertad que inspiró a los principales protagonistas de esos hechos trascendentales de nuestra historia. En San Luis, por ejemplo, fueron más las actividades con cuadros escolares y bailables folklóricos que los de contenido histórico.