El título de Angry Mob Games combina elementos clásicos del género roguelike con una narrativa interesante, pero se destaca por su jugabilidad de acción plataformera ágil y bien pulida
El auge del Roguelike como género nos dejó grandes exponentes a lo largo de los últimos seis o siete años. Al día de hoy, sigue siendo uno de los pilares del desarrollo independiente pero su popularidad trajo aparejada una saturación de títulos que reiteran la desgastada fórmula buscando el éxito. Sin embargo, de vez en cuando aparece un juego que se destaca entre la multitud y nos devuelve las ganas de morir y volver a empezar. Trinity Fusion parece un roguelike del montón, pero por suerte las apariencias engañan. Es cuestión de jugar un par de partidas para entender que Angry Mob Games enfocó sus recursos en un apartado crucial: una jugabilidad pulida y divertida.
Trinity Fusion es un roguelike de acción y plataformas que centra su propuesta en una jugabilidad ágil y divertida. La aventura se desarrolla en un multiverso distópico en el que la sociedad se organizó para coexistir en paz en universos paralelos con funciones específicas. Así, una versión de la misma persona podía vivir su vida sirviendo al bien general, incluso sin estar al tanto de que existían varias versiones de sí misma. Todo cambia cuando los habitantes de uno de los universos se rebelan y se independizan, llevando a un inevitable colapso universal. Un grupo llamado “Los Ingenieros” tiene un plan para unificar todos los universos y evitar el evento de extinción, para esto deben sincronizar las diferentes versiones de nuestra protagonista.
La base argumental del título de Angry Mob Games es sorprendentemente sólida y se va desarrollando a través de breves intercambios con los NPC de la base de operaciones, conversaciones de radio y mensajes ocultos en los niveles. Es simple pero efectiva y, si nos tomamos el tiempo de investigar un poco, veremos que las cosas no son tan claras como aparentan. Si bien no es el tipo de juego que necesita una historia espectacular, al final del día suma bastante a la inmersión y cumple con creces su función.
La excusa de los multiversos está bien aprovechada también en el aspecto jugable. Así se justifica que tengamos tres protagonistas con diferentes habilidades pero a la vez muy similares entre sí. Cada una comienza la partida en su propio universo, eso incluye una ambientación propia con jefes y enemigos exclusivos. A medida que avanzamos vamos a ir desbloqueando a las otras versiones de la protagonista que, además de sus particularidades, nos permite iniciar en su propio mundo. Cuando las hayamos desbloqueado a las tres, podremos fusionarlas a través de un dispositivo especial para alcanzar la fusión definitiva que le da sentido al título del juego.
La propuesta jugable responde a lo que podemos esperar de un roguelike. Esto significa que todo el avance lo tenemos que realizar en una sola vida y que, eventualmente, podremos terminar el juego de una sentada. Todas las mejoras que encontremos durante la partida, desde armas o ítems, pasando por habilidades activas hasta las monedas de oro, se perderán cuando nos maten. Sin embargo, hay dos tipos de recursos que podemos llevarnos para comprar diferentes tipos de mejoras permanentes.
Las mejoras de combate rigen sobre las armas que encontramos y nos brindan la posibilidad de desarmarlas para mejorar el promedio de nivel de las próximas que consigamos. También habilitan la tienda y la forja antes de los jefes, dos herramientas vitales para aumentar nuestras chances de sobrevivir. Su contraparte son las mejoras pasivas que, entre otras, nos permiten mejorar la posibilidad de hacer un golpe crítico, nuestra vida máxima y hasta revivir con el 30 por ciento de la vida después de ser derrotados. De esta forma, Trinity Fusion consigue balancear una propuesta desafiante sin llegar a desgastarnos a fuerza de frustración.
Los niveles tienen un componente procedural pero por lo general responden a un patrón bastante previsible. Por ejemplo, en la primera zona habrá siempre una zona secreta si exploramos las escaleras hacia abajo y necesitaremos usar cierta mejora de desplazamiento para acceder a la recompensa. Así, el juego de Angry Mob Games consigue partidas relativamente variadas sin confundirnos demasiado. Es una buena forma de tener recorridos nuevos dentro de un contexto familiar, lo que permite partidas ágiles y más largas enfocadas en el combate o la exploración.
La variedad de escenarios es uno de los platos fuertes de la propuesta. Si bien el apartado técnico es muy modesto, cada uno tiene su propia identidad y cuando aprendemos a navegar por las grietas interdimensionales el ritmo de juego se vuelve irresistible. Las grietas están ocultas en ciertos niveles y funcionan como una suerte de atajo para llegar a los jefes, también nos permiten saltar entre dimensiones, pero antes hay que superar una serie de desafíos. Elegimos una recompensa y el juego nos lleva a una arena de combate o nos presenta con una sección plataformera de muerte súbita, si la superamos avanzamos un paso más hacia el jefe. Es un recurso que complementa la jugabilidad clásica y se vuelve vital cuando ya conocemos bien los patrones de los jefes y queremos evitar pasar por todos los escenarios previos.
A la hora de la acción, cada una de las protagonistas tiene algo único que ofrecer a la mezcla. Desde la habilidad para trepar a las paredes, pasando por un dron que nos permite teletransportarnos a su locación y hasta un brazo mecánico para colgarnos de ciertos puntos del mapa. Todas comparten las mismas armas de cuerpo a cuerpo: espadas elementales, katanas, hachas y garras de diferentes tipos. Sin embargo, cada personaje puede utilizar un tipo de arma especial. Desde artillería pesada o artilugios arrojadizos con debuffs, hasta espadones y arcos que hacen un daño atroz. Cada arma tiene sus combos que, si bien no destacan por su variedad, terminan de redondear un sistema de combate intuitivo donde prima la agilidad y los esquives a último momento. La acción es, sin lugar a dudas, lo mejor del juego.
En general, Trinity Fusion es un roguelike atravesado por el concepto de riesgo y recompensa, que siempre prioriza la accesibilidad y la diversión. No es un juego perfecto, peca de modesto en su apartado técnico y en lo sonoro pasa más que desapercibido. El diseño de personajes tampoco destaca, los escenarios son descoloridos y la actuación de voz es entre regular y mediocre. Sin embargo acierta de lleno en el apartado jugable, con controles que responden a la perfección y un loop de juego que nos mantiene interesados todo el tiempo. Si a esto le sumamos un variado arsenal de armas, tanto de largo como de corto alcance, un ritmo de progresión generoso y un puñado de extras desbloqueables la experiencia es más que positiva.
Trinity Fusion cumple en su función primordial que es divertir y desafiar. Su punto fuerte es su sistema de combate ágil y entretenido, que nos invita esquivar a último momento y combinar las mejoras temporales que fuimos adquiriendo. Está diseñado con la idea de que siempre hay forma de esquivar el daño y que, potencialmente, podríamos pasar el juego entero sin que nos toquen. Eso garantiza jefes interesantes con patrones de ataque lógicos, que podemos aprender a esquivar y ventanas para contraatacar. Su apartado técnico modesto responde a un presupuesto humilde que de ninguna manera opaca la propuesta jugable, que es lo más importante en un buen roguelike.