Hablar de sexo con tus padres puede ser la peor pesadilla si no sabes hacerlo bien. Sobre todo porque es poco probable que ellos sepan cómo acercarte a ti sin generar cierta incomodidad que será visible para ambas partes de la conversación.
Probablemente, estas dificultades que existen al momento de hablar de sexo con tus padres o con personas mayores o especialmente con tus familiares se debe a que, por un lado, nos han educado de forma en que la sexualidad parece un tema tabú que casi no debe tocarse salvo en contextos específicos, e incluso en muchos de ellos sigue siendo difícil hacerlo. Por ejemplo, hasta para hablar de sexo con tu pareja puedes sentir muchas limitaciones e inseguridades, incluso si hacerlo podría traerles beneficios como mayor cercanía, intimidad y diversión en la cama.
Por otro lado, es probable que sintamos una distancia generacional significativa frente a nuestros padres que nos haga dudar de su capacidad para comprender lo que queremos compartirles, ya que desconocemos qué tan cercanos son al tema o de qué manera vivieron ellos su sexualidad… y aceptémoslo, tampoco nos interesa saberlo.
Sin embargo, es recomendable que podamos hablar de sexo con naturalidad y empatía, sobre todo cuando necesitamos un consejo o incluso si sabemos que debemos pedir ayuda. Este puede ser el caso de una persona que tiene una Enfermedad de Transmisión Sexual y no sabe cómo decírselo a su familia o incluso el caso de alguien cuya orientación sexual escapa de la heteronorma y quiere “salir del closet” con confianza entre sus familiares, pero sabe que si surgen preguntas en torno al sexo, deberá tocar temas un tanto incómodos, así como los casos de embarazos no deseados o en la adolescencia.
Pero, ¿qué pasaría si en la sociedad actual todos pudiéramos expresarnos con mayor libertad y confianza en torno a nuestra sexualidad? Seguramente podríamos solicitar mejores consejos para vivir el sexo con libertad y respeto, así como obtener una mayor confianza en quienes somos una vez que no estamos ocultando esta parte tan importante de nuestras vidas. Así que si por alguna razón te encuentras en el momento de hablar de sexo con tus padres, estas son algunas de las herramientas con las que podrás hacerlo.
Ten claridad en tus puntos
Si te acercas a tus padres para hablar sobre temas específicos en torno al sexo, por ejemplo, un embarazo (sea que decidan una interrupción del mismo o no) o una duda sobre algún tema de tu sexualidad, lo mejor que puedes hacer es acercarte con estos puntos muy claros para ti mismo. Después de todo, como es probable que el momento se preste a una ligera incomodidad, puedes hacer del momento algo menos confuso si llegas con ideas claras que quieras tratar y te apegues a ellas para evitar tocar temas que no quieras.
Ten paciencia
Lamento informarte que si actualmente rondas los treinta años de edad, es probable que una conversación sobre sexo con una persona que esté en sus veinte ya te podrá parecer desafiante por las ideas distintas que alguien pueda tener sobre sus prácticas íntimas con el paso de los años. Ahora imagínate cómo se sienten tus padres si les das información sobre lo que para tu generación es normal y que quizá para la de ellos era impensable. Ten paciencia con las diferencias que puedan tener en ideas sobre el sexo y hábitos que se han normalizado con el paso de las generaciones. No esperes que ellos piensen igual que tú. Después de todo, no tuvieron acceso a la misma información.
No entres en demasiados detalles
Si quieres hablar de sexo con tus padres es probable que haya algún tema en específico que quieras repasar, pero si puedes evitar detalles en torno al mismo, es más fácil que puedas estar cómodo. Recuerda que si alguna pregunta o comentario te hacen sentir malestar, estás en tu derecho de establecer un límite al respecto, solo sé amable al hacerlo.
Aprende a escuchar
Si te acercas por un consejo o porque tus padres te han pedido una charla sobre sexo, recuerda que es muy importante escuchar lo que tienen que decirte al respecto, siempre y cuando no te falten al respeto y comprendan tus propios límites, pues para ellos una conversación así puede ser igual de compleja e importante que para ti. Ayúdales a sentirse cómodos también demostrando tu interés y escucha activa.
