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Ait Ben Haddou, un lugar fascinante en Marruecos

VO | 06/12/2023 | 16:42

Más allá de la inmensidad del desierto con la arena amarilla, pueblos llenos de cultura y mezquitas, encontramos huellas históricas que representan escenarios famosos y una cautivante historia de Marruecos. En el Marruecos del sur, se esconde un paisaje lunar, quebrado y rojizo, protegido por cadenas de montañas con edificios de adobe de altas murallas. Hablamos de Ait Ben Haddou.
 
También conocido como el ksar, es un tipo de hábitat tradicional situado en la provincia de Uarzazat, que constituye un ejemplo de la arquitectura del sur de Marruecos. Posiblemente, lo habrás visto en el cine o televisión este conjunto de edificios fortificados de arcilla y piedra, pues es un escenario espectacular ideal para revivir momentos antiguos como detenidos en el tiempo.
 
Ait Ben Haddou, se encuentra a unos 30 kilómetros antes de llegar Uarzazat por el camino que parte de Marrakech, es uno de los ksar mejor conservados del país, que además conforma un Patrimonio de la Humanidad desde 1987 declarado por la Unesco.
 
En primer lugar, es importante entender que, una Kasbah es un único palacio de una familia pudiente. Mientras que un Ksar es un pueblo amurallado, formado por diferentes edificios. Por tanto, un ksar contiene diferentes kasbahs, es bueno tenerlo en cuenta para poder entender un poco más la historia y cultura de este fantástico sitio.  
 
Aunque todo el sur de Marruecos, cuenta con construcciones similares que forman parte de la denominada Ruta de las Mil Kasbahs, Ait Ben Haddou es uno de los más reconocidos no solo por su aparición en numerosas películas, también por el gran potencial histórico que albergan sus muros desde tiempos muy remotos.
 
El lugar toma el nombre en honor a su fundador, Ben Haddou, que de acuerdo con la leyenda estableció una tribu en el año 757 y se dice que su tumba se encuentra enterrada bajo la ciudad. Las construcciones del ksar actual pertenecen al siglo XVII, que es cuando la ciudad adquiere gran importancia estratégica en el norte de África.
 
Ait Ben Haddou, constituía una parada muy importante en la ruta de los comerciantes entre Marrakech y el Sáhara. En el camino se transportaba oro, plata y especias en las rutas comerciales transaharianas que desde hace mil años unían los territorios que hoy son Marruecos, Ghana, Malí, Níger o Sudán.
 
Es así como, el ksar se convierte en un lugar de paso que permitía una acogida para los comerciantes, con posada, mezquita, granero y otros servicios donde podían hacer una parada en un recorrido de meses de trayecto.
 
Con el paso del tiempo la ciudadela fue despoblándose, aunque muchas de sus construcciones se conservaron casi intactas, permitiendo convertirla en un fantástico destino turístico y patrimonio.
 
Qué ver en Ait Ben Haddou
 
Básicamente, el simple hecho de visitar una zona con tanta historia, enigma y donde pareciera que el tiempo se detuvo, es una sensación asombrosa que te dejará recuerdos para toda la vida. Una vez dentro de las murallas, te encuentras con un conjunto de callejuelas empedradas, con casitas a ambos lados, la mayoría deshabitadas, y tramos de escaleras.
 
Miles de personas habitaron esta ciudad fortificada que exhibía pequeños palacios, una plaza pública, una mezquita, una posada para los nómadas, un granero en la parte superior del poblado y dos cementerios, uno musulmán y uno judío. Sus torres están decoradas con arcos ciegos y diseños geométricos que crean un efecto de luces y sombras.
 
Se caracteriza sobre todo por ser un pueblo construido completamente con adobe, que es una masa de barro y paja que la moldean para hacer sus propios ladrillos después de que se hayan secado al sol. Un trabajo laborioso si lo pensamos y comparamos con nuestras construcciones actuales.
 
Calles rojas
 
Esta ciudad amurallada es un verdadero laberinto de calles y casas de adobe que se eleva en torno a un cerro donde se sitúa la ciudadela. Actualmente, sus habitantes viven en un nuevo pueblo que construyeron al otro lado del río Ounila, desde donde se obtienen las mejores vistas del Ksar al amanecer.
 
Vale la pena despertarse antes de que salga el sol, para ver cómo los primeros rayos de luz reflejan en las paredes de adobe, tiñéndolas de tonalidades anaranjadas y rojizas muy intensas. Aunque la mayoría de la población viven al otro lado del río, todavía existen familias que no se han trasladado y viven dentro de la fortificación antigua.
 
Ksar de Ait Ben Haddou
 
Una de las grandes virtudes del ksar de Ait Ben Haddou, y que valió en su reconocimiento por la Unesco, es el nivel de conservación y autenticidad con el que ha llegado hasta nuestros días, manteniendo construcciones con los materiales originales, adobe, tierra, paja y madera.
 
Lo mejor que puedes hacer es tomar unas cuantas horas para pasear con tranquilidad el lugar, conocer su historia y asombrarte con las maravillosas vistas panorámicas que te ofrece. Cuenta con diferentes miradores para apreciar sus muros y casas desde la cima.
 
Sobre una colina de algo de más de 100 metros de altitud, rodeadas de murallas, encontramos un sinfín de viviendas de adobe de tono rojizo coronadas por un kasbah prácticamente en ruinas.
 
Una vez dentro, podremos admirar las diferentes zonas que componían la vida de la ciudad. Una parte, la más cercana al río, estaba vinculada a las clases más pudientes, cerca de la mezquita, donde las casas alcanzaban las cinco plantas de altura.
 
Museos y kasbahs
 
Hay alrededor de seis kasbahs, museos, pero sobre todo locales de comerciantes donde guardan su material o usan a modo de exposición, y por supuesto muchas tiendas de souvenirs y recuerdos con artesanías sumamente hermosas.
 
En el pueblo también podrás encontrar artesanías marroquíes de todo tipo: vasijas de barro, herramientas de hierro, cintos de cuero, lana, vidrio artesanal y otros pequeños tesoros más. La tierra es de poca vegetación, aunque abundan las palmeras datileras, las higueras, los naranjos y los limoneros, así como otros árboles frutales como el almendro o el manzano.
 
La organización interna de Ait Ben Haddou se dividió en dos partes diferenciadas: la pública y la privada. En los espacios públicos puedes encontrar la plaza pública, la mezquita y la escuela coránica. Por su parte, la privada es un conglomerado de casas en las que se puede ver claramente la diferencia entre las casas normales del pueblo, construidas con una sola planta, y las de las familias nobles, ricamente decoradas.
 
Cómo ir a Ait Ben Haddou
 
Se ubica a 180 kilómetros al sureste de Marrakech, son unas 3 horas y media de trayecto. Para llegar a Ait Ben Haddou desde Marrakech hay que atravesar los montes del Atlas a través de carreteras de alta montaña muy concurridas, estrechas y con bastantes baches. El viaje se realiza a través de la carretera N9 en dirección a Ouarzazate.
 
Específicamente se encuentra a unos 30 kilómetros de Ouarzazate, en el extremo sur del Valle de Ounila. Puedes contratar una excursión guiada, ya sea en autobús con un grupo grande o una excursión privada en 4×4; o alquilar un auto en Marrakech y poder hacer el recorrido por tu propia cuenta.
 
Ait Ben Haddou está dividida en dos partes, la ciudad antigua y la ciudad nueva, que es donde encontrarás las opciones de alojamiento y restaurantes. La antigua ciudadela se separa de la ciudad nueva por el cauce del río Ounila.
 
Por lo tanto, para poder acceder a conocer el ksar de Ait Ben Haddou, debemos cruzar el río a pie. Hay dos zonas para cruzar el río, a través del puente, que es relativamente una nueva construcción, y se ubica detrás de la mezquita.
 
O bien, bajando por la callejuela hasta el restaurante La Terrazza y desde allí saltando sobre el río por encima de unos sacos y piedras. Aunque también es posible cruzar el río encima de un burro a cambio de unos pocos dirhams, si te da algo de miedo cruzarlo a pie o prefieres guardar las energías para el ksar.
 
Entradas a Ait Ben Haddou
 
Igualmente, para atravesar las murallas hay tres entradas. La primera es cruzando el puente nuevo hacia la izquierda. La segunda está justo luego de los sacos en el río, más o menos a mitad de ksar, y pasa por las construcciones más impresionantes.
 
Y por último, después de atravesar el río por los sacos, pero girando a la derecha, hay un camino al lado de un pequeño oasis y se llega a un pasillo de entrada.
 
Aunque el acceso al ksar es gratis, hay una entrada (segunda entrada) en medio de la muralla, que en realidad es una casa privada, por lo que cobran unos dirhams por entrar, situada en un patio que reconocerán los que hayan visto la serie Juego de tronos.
 
El ksar no es muy grande y se puede visitar en menos de 2 horas. Es por esto que muchos viajeros solo están aquí de paso. Sin embargo, en la ciudad nueva encuentras lugares para alojarte si prefieres pasar más días por la zona.
 
Ait Ben Haddou: Un paisaje de película
 
Al verlo en fotos, muy seguramente se te ha hecho familiar, y como no, si estos muros rojizos han albergado escenario de películas y series de talla mundial. Al estar en el lugar te darás cuenta por qué muchos cinematográficos han decidido rodar sus escenas en este mágico y enigmático ksar.
 
De hecho, al contemplar la típica imagen de Ait Ben Haddou se ve una especie de puerta junto al río que no es original, sino que fue construida como decorado para uno de los rodajes.
 
Ha servido de escenario a numerosas películas como Lawrence de Arabia, Prince of Persia, Gladiator Sodoma y Gomorra, la Momia, entre muchas más. Aquí también se ha grabado Juego de Tronos, en donde era una de las ciudades de esclavos que Daenerys libera.
 
fortaleza de Ait Ben Haddou
 
Perderse por este largo camino de adobe es una experiencia extraordinaria, un regreso al origen de los tiempos, encontrando una ciudad que te remonta a tiempos memorables del que pocos lugares en el mundo te pueden ofrecer.
 
Pese a encontrarse algunos lugares en ruinas, merece la pena contemplar la panorámica que proporciona de toda la semidesértica región y las crestas del Atlas. Las construcciones hechas de adobe parecen una prolongación del propio terreno, dando la sensación visual de que forman parte del paisaje de una forma natural. Es en ello, donde radica la belleza de los antiguos pueblos de Marruecos, hechos con materiales naturales que permiten apreciar una historia increíble de hace miles de años.