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Cómo saber si tienes adicción a Internet y qué hacer para solucionarlo

GQ | 06/12/2023 | 12:21

Incluso sin llegar al diagnóstico de adicción a Internet, hay días en los que puede surgir la sensación de que hay un poderoso imán en nuestros teléfonos y que nuestras manos se han convertido en metal. Es más fuerte que nosotros, tomamos el smartphone involuntariamente, casi como si fuera un reflejo condicionado. La mayoría de las veces no por razones prácticas.
 
Porque sí, en el teléfono está el ya imprescindible navegador para llegar a sitios que no conocemos, está la aplicación del clima que nos sugiere qué usar antes de salir de casa, la app que nos dice cuántos pasos hemos dado y más; pero la mayoría de las veces en realidad solo indagamos en la pantalla, como si estuviéramos en un trance inducido sobre todo por las redes sociales.
 
Algunos estamos totalmente serenos con el uso de nuestro smartphone, mientras que otros simplemente preferirían cambiar, sin embargo, no saben cómo hacerlo. En este caso, tanto para unos como para otros, hay algunas ideas que podrían ser útiles para reconsiderar nuestro uso del smartphone.
 
El smartphone puede desatar adicciones
 
 
Es triste decirlo, pero hay ‘adicciones A’ y ‘adicciones B’. O mejor dicho: adicciones que son aceptadas en nuestra sociedad, como la adicción a la cafeína, al trabajo y a las drogas aprobadas, mientras que otras poseen nula aprobación social, como es el caso de la adicción a la nicotina y el alcohol. Entre estos dos extremos, la adicción a Internet está quizá más cerca del primer grupo: está ahí, existe, pero la condenamos poco.
 
Y, sin embargo, nuestros smartphones son vectores de una serie de adicciones ligadas al uso de Internet, entre las que se encuentran los juegos, las relaciones virtuales, la información sin medida, las redes sociales y el cibersexo. Sí, todas estas comodidades pueden escapársenos de las manos y llevarnos a una adicción con graves consecuencias en nuestras vidas.
 
Cuidado, porque cuando hablamos de adicción al celular o a Internet no solo debemos pensar en los más jóvenes, pues también afecta a adultos e incluso a ancianos. Las adicciones, después de todo, son extremadamente democráticas.
 
Dicho esto, también es cierto que el Istituto Superiore di Sanità ha compartido que “la adicción a Internet es más prevalente entre los varones, los más jóvenes, las personas con mayores ingresos y quienes muestran ciertos rasgos de personalidad como neuroticismo, impulsividad y soledad. La depresión y la ansiedad también son factores de riesgo”. Además, según algunos estudios, esta afecta a cerca del 25% de la población, pero no hay unanimidad sobre las cifras exactas.
 
Pero, ¿cuándo nos damos cuenta de que la adicción a Internet se nos ha ido de las manos? Pues bien, a menudo la señal de alarma es un cambio en la rutina diaria, con actividades comprometidas debido a la adicción. Si, con un ejemplo muy exagerado, no preparas la comida a tu hijo de tres años porque no puedes despegarme del chat de Tinder, quizás necesites ayuda. O, en un escenario distinto, si gastaste demasiado en suscripciones de OnlyFans, aunque puedas hacerlo (peor si no puedes pagarlo), quizá necesites hablar con alguien que pueda ayudarte. Si en general no puedes mantenerte alejado de una determinada aplicación, ni siquiera durante periodos cortos, es hora de que te plantees algunas preguntas.
 
Cómo conseguir la desintoxicación digital
La necesidad de desintoxicarse de los smartphones es tan popular que incluso hay proveedores de alojamiento de alta gama que ofrecen soluciones para la llamada “desintoxicación digital”. Sin embargo, esta no es una opción asequible para todos.
 
 
Pero, toma en cuenta lo siguiente: cuando nos olvidamos de nuestros teléfonos durante un tiempo en vacaciones, sentimos una sensación de bienestar, debido a varios factores. Como explica la psicoterapeuta Federica Cagnoni, cuando la adicción a Internet se desvanece: “se siente un estado de energía reencontrada, de menor fatiga mental que es muy similar a cuando te deshaces de algo tóxico. La mente se aligera poco a poco y te sientes bien, aunque antes no fueras consciente del malestar”.
 
Y si crees que conseguirlo es demasiado complejo, en realidad debes saber que hay una estrategia muy sencilla que no debes subestimar. “Varios estudios han demostrado que la proximidad física del smartphone hace imposible no tomarlo”, prosigue Cagnoni. Un efecto imán, un canto de sirena al que no podemos resistirnos y que además pone en tensión nuestro rendimiento en el estudio y en el trabajo. “El simple hecho de mirar el teléfono durante unos minutos mientras se estudia es muy exigente desde el punto de vista cognitivo, porque luego la mente tarda 45 minutos en volver a alcanzar el mismo nivel de concentración. En general, se aconseja a los estudiantes que guarden el teléfono en otra habitación mientras estudian y que se concedan descansos en los que puedan utilizarlo”.
 
Y esta es precisamente la sencilla estrategia que hay que tener en cuenta para acabar con la adicción a Internet: apartar el teléfono de tu vista (no, en el bolsillo) y fijar dos o tres sesiones planificadas con una duración precisa para desplazarse por la pantalla. En resumen, hay que restablecer la direccionalidad correcta, es decir, nosotros debemos elegir cuando utilizar el teléfono y no caer rendidos antes el teléfono.