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Lucy, una niña ciega y autista toca el piano con maestría

ABC Recreo | 05/12/2023 | 15:19

Los padres de Lucy, una joven británica de solo 13 años, están acostumbrados a que las miradas se vayan hacia ellos cuando pasean con ella. La joven es ciega y, además, tiene neurodiversidad, por un trastorno del espectro autista que hace que su comportamiento requiera de unos cuidados especiales. No le gustan los ruidos, se inquieta si le hablan de cerca o le tocan... pero todo cambia cuando se sienta al piano.
 
Lucy es capaz de convertir la música en su vehículo de expresión como muy pocas personas en el mundo podrían. Prueba de ello es el reportaje que ha protagonizado en Channel 4 dentro del programa 'El Piano', que cuenta las historias de músicos amateur con un fondo especial. El episodio sobre Lucy ha dado la vuelta al mundo.
 
La familia de la pequeña y la reportera van a la estación de tren de Birmingham, donde hay un piano en el centro. Mientras, en otra habitación, están dos de los pianistas más virtuosos del mundo: Lang Lang y Mika. Ambos ven a la pequeña, sobre la que ya habían sido informados, pero ni mucho menos se esperaban lo que iban a tener al otro lado de la pantalla.
 
La pequeña, en cuanto le ponen las manos sobre las teclas, se pone a interpretar el Opus 9 nº1 de los Nocturnos de Frédéric Chopin, una de sus obras más complejas y representativas, que muchos maestros del piano tardan décadas en dominar.
 
La reacción de los pianistas al escuchar y ver cómo la pequeña toca habla por sí mismo. La madre explica que el movimiento de la cabeza que hace es para acompañar el ritmo de la música, aunque una vez que acaba los aplausos y la cercanía le ponen nerviosa.
 
«¡Es imposible!», es una de las reacciones que tienen Mika y Lang Lang, que saben de la dificultad de interpretar al piano con semejante perfección una obra como esta de Chopin. «Es un milagro», señalan. La emoción de ver a la pequeña Lucy hace que muchos de los presentes acaben entre lágrimas, mientras ella se quedaba feliz por lo que acababa de vivir, pero sin ser muy consciente de lo que acababa de protagonizar.