Los tacos de canasta, una exquisita y sencilla especialidad mexicana, tienen un origen que me impacta mucho, pues se remonta al siglo XIX en medio de la Revolución Mexicana. Estos tacos, también conocidos como "tacos sudados", nacieron como una solución ingeniosa para alimentar a los trabajadores de manera conveniente y portátil.
Durante ese periodo de revuelta social, los vendedores ambulantes idearon una manera muy única de preparar y transportar tacos para darle de comer a los trabajadores ambulantes. Se les ocurrió forrar canastas con hojas de plátano, apilando tacos recién hechos con rellenos diferentes, creando capas de sabores mientras mantenían la temperatura del taco.
La técnica de preparación sigue siendo la misma hasta el día de hoy; implica colocar los tacos en capas dentro de la canasta, sellarlos con paños, trapos o tejidos y dejar que los sabores se mezclen en un proceso que resulta en el característico aspecto "sudado". Este método no solo conserva la calidad de los tacos, sino que también realza la combinación de ingredientes y especias utilizadas en los guisos.
A medida que la Revolución Mexicana avanzaba, los tacos de canasta se convirtieron en una opción alimentaria sumamente popular entre los trabajadores y, eventualmente, se expandieron en la cultura gastronómica mexicana. Su practicidad y sabor auténtico contribuyeron a su difusión en toda la sociedad, y hoy en día son escenciales en todo el país.
Pa resumir cuentas, los tacos de canasta surgieron como una respuesta creativa a las necesidades de los trabajadores durante la Revolución Mexicana, convirtiéndose en un ícono de la comida callejera. Su proceso de preparación único y su capacidad para adaptarse a diferentes gustos y regiones han asegurado su persistencia y popularidad a lo largo de los años, se han vuelto un verdadero clásico de la cocina mexicana.
Los tacos de canasta no sólo cuentan la historia de una época específica, sino que también representan la ingeniosidad culinaria y la riqueza cultural de México.
