Cada vez son más escasos los espectáculos con animales gracias a la promoción del respeto de sus derechos. Sin embargo, aún es común encontrar monos bailarines en el sur y sudeste de Asia para entretener a los visitantes, por lo que científicos de la Universidad de Glasgow, Escocia, llevaron a cabo un estudio que evaluó su bienestar en Pakistán.
Generalmente, personas capturan macacos de Rhesus en edad infantil en su hábitat natural para entrenarlos con métodos basados en el miedo y el reforzamiento negativo, que consiste en retirar, reducir o prevenir estímulos negativos.
Así aprenden a saludar, saltar y moverse en área públicas para entretener a los espectadores, apunta la investigación publicada en "Applied Animal Behaviour Science".
A veces deben vestir ropa llamativa e incluso son sometidos a modificaciones corporales, como perforaciones en sus orejas y teñido de pelo, porque los entrenadores creen que esto aumenta el valor de entretenimiento de los monos y, por ende, sus ganancias.
Aunque son animales gregarios porque viven en grupos, los macacos de Rhesus usados en bailes son separados de otros miembros de su especie. Cuando no están actuando, permanecen atados en condiciones solitarias o cerca de sus entrenadores.
Tienen acceso limitado a cuidados veterinarios y a una nutrición adecuada porque dependen de los ingresos económicos de las personas encargadas de ellos.
Los investigadores estudiaron la concentración de dos hormonas vinculadas al estrés en dichos animales: 50 de ellos eran bailarines y 77 no lo eran.
La concentración en su pelo de cortisol, conocida como la hormona del estrés, fue significativamente más alta en los monos bailarines en comparación con los otros. A decir de los investigadores, tal nivel está asociado al miedo y a la carga de ectoparásitos (piojos, por ejemplo).
Su pelo también presentaba menor concentración de testosterona, situación asociada con comportamientos anormales.
Al observarlos, todos los monos bailarines mostraron al menos un indicador de miedo y el 56 por ciento exhibió comportamientos estereotípicos (movimientos repetitivos sin propósito) o de autolesión.
"Los resultados sugieren que los animales mantenidos con bajos estándares de bienestar, como los usados en esta práctica cultural única, están sujetos a disrupciones fisiológicas y de comportamiento a largo plazo y están estresados crónicamente", señalaron Mishaal Akbar y Neil Price Evans, autores del estudio e investigadores de la Escuela de Biodiversidad, Una Salud y Medicina Veterinaria de la Universidad de Glasgow.
¿Cómo ayudar a los monos bailarines?
Quienes se dedican al sector de monos bailarines por lo general heredaron esta profesión de sus padres con poca educación formal y alternativas para generar ingresos. Suelen enfrentar pobreza porque los ingresos derivados de tal actividad es muy impredecible.
Si bien existen regulaciones de bienestar animal en Pakistán, casi no se cumplen. Ya que no hay protecciones específicas para los mencionados monos, la práctica de ponerlos a bailar es efectivamente legal en el país asiático, advirtieron los investigadores.
Una forma de ayudarlos debería ser similar a la que se implementa en India para prevenir el entrenamiento de osos bailarines. Se requeriría proveer a los entrenadores y sus familias fuentes alternativas de ingresos antes de que envíen a sus animales a santuarios. Más de 600 osos y 3 mil familias se han beneficiado de este esquema en India, se lee en el estudio.
"Actualmente no hay proyectos trabajando para abordar el comercio de monos bailarines en Pakistán y la práctica todavía es ampliamente aceptada por el público, lo que muestra una gran necesidad de trabajo de campo local en todos los niveles", escribieron los académicos.