Todo el mundo tiene espacio en su neceser para la frescura en forma de agua de colonia. Son un recurso seguro y por eso en nuestro país arrasan los perfumes frescos formulados con notas cítricas que configuran el siempre agradecido olor a limpio. De ahí que no nos extrañe el éxito del Agua de Colonia Concentrada de Álvarez Gómez, que con más de un siglo a sus espaldas se ha convertido en un clásico de la perfumería en nuestro país.
Su historia es centenaria y se remonta a 1899 cuando la familia Álvarez Gómez, procedente de León, emigró a Madrid para abrir en el centro de la capital, una tienda en la que vender los pocos productos de perfumería, tratamiento y maquillaje, que existían en esa época. La trastienda del establecimiento servía incluso de improvisado laboratorio en el que fabricaban su propia cosmética. Así empezaron a elaborar preparados cosméticos, elixires y productos de perfumería bajo su propia marca. Pero de todas sus creaciones fue el Agua de Colonia Concentrada Álvarez Gómez la que se convirtió en el icono de la marca. Elaborada a partir de esencias naturales de plantas y flores mediterráneas, nació en 1912 como una fragancia fresca y unisex, pensada para toda la familia y no tardó en convertirse en el producto más vendido de la firma.
Su frasco atesora una combinación de esencias naturales de origen mediterráneo: limón español, lavanda de la Provenza, geranio español, eucalipto y otros aceites esenciales de romero, tomillo, espliego y bergamota. Unos ingredientes combinados por sus propiedades purificantes, calmantes, tonificantes o estimulantes que ha sabido sobrevivir al paso del tiempo y ha dado pie a una línea de otros productos que siguen la estela de su aroma reconocible, entre ellos el Agua Fresca de Baño Clásica, pensada para aplicar después de la ducha. Este producto, que mantiene el característico frasco de tapón amarillo se encuentra en los más vendidos de su categoría en Amazon. En la plataforma atesora una puntuación de 4,5 estrellas sobre cinco y atesora más de mil doscientas valoraciones de los consumidores, la mayoría positivas. “Es ideal cuando sales de la ducha, aunque te la puedes poner en cualquier momento”, escribe una usuaria de esta agua que tiene otros usos más allá de su aplicación en la piel: "Yo lo utilizo para pulverizar en el dormitorio, sobre sábanas y la ropa de cama. No mancha y si se utiliza una cantidad adecuada, en la habitación queda un aroma fresco y relajante”, desvela otra devota de este clásico cuyo precio no llega a ocho euros.
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