Arpas y maracas reciben a los viajeros en el aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía, en Caracas, Venezuela. Después de una hora y media de vuelo, el avión de Laser Airlines llega con más de 100 pasajeros desde Bogotá hasta la capital venezolana. Lo mismo sucede con vuelos procedentes de Europa, Asia y otros países de América.
Los 28 grados que hacen afuera no se sienten dentro del lugar, que, además de ser amplio, destaca el talento artístico local con unos coloridos vitrales que dan la bienvenida a la ciudad. Desde allí se ve imponente el cerro El Ávila, ahora nombrado Waraira Repano, uno de los principales atractivos y al que se puede acceder en teleférico de jueves a domingo.
La montaña de 2.144 metros de altura se aprecia desde el estado de La Guaira, colindante a Caracas y donde se ubica la terminal aérea. Sin tráfico, el recorrido de allí hasta el centro de la capital dura 30 minutos.
Una vez se llega a esta metrópoli, el verde de la ciudad resalta. La naturaleza contrasta con los altos edificios y con las vías que, aunque han visto tiempos mejores, están en buen estado. En Caracas encontrará zonas como el barrio Las Mercedes, que guarda un parecido con el Poblado, de Medellín, por su estética y por la variada oferta de hoteles y restaurantes que tiene.
En contrapunto, el centro de la capital guarda la esencia histórica como el Palacio de Miraflores, el Museo Histórico Militar, conocido como Cuartel de la montaña 4F, además de algunos monumentos.
Caracas es efervescente y la vida allí se ha reactivado contrario a lo que muchos podrían pensar debido a las altas cifras de migración, pues, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) más de 7,7 millones de personas han salido de Venezuela.
Zonas como el parque Ezequiel Zamora, conocido también como El Calvario, o el restaurante Menta y Romero están llenos cualquier día de la semana. Los habitantes de la ciudad se lo atribuyen a varios factores, uno de ellos fue el regreso masivo de los ciudadanos durante la pandemia. Otros señalan que la situación económica del país está mejorando gracias a la inversión de privados en la capital y al dólar, que se ha convertido en la moneda de uso corriente.
Desde una hamburguesa en McDonald’s o Burger King, hasta un pepito (perro caliente) en un carro callejero se pueden pagar en dólares. Eso sí, la diferencia entre uno y otro es considerable. Por ejemplo, en la cadena Burger King un combo de una Whopper tamaño normal puede estar entre los 10 y 15 dólares, cerca de 40.000 pesos colombianos, mientras que la promoción del día ronda los 5 dólares, unos 20.000 mil pesos. Por el mismo precio puede comprar dos perros calientes con chorizo y una malta en el carro de perros Latón Grill.
Casi todo se maneja en la moneda extranjera, y cargar bolívares ya no es funcional para los ciudadanos. “Si vas a comprar algo te puede valer 400 bolívares, tendrías que cargar un morral lleno de billetes”, menciona una local. Por eso la recomendación para los turistas es llevar dólares en efectivo y tarjeta débito con compra internacional activada, pues la mayoría de comercios tienen datáfono.
Caracas cuenta con una oferta gastronómica variada y lugares de entretenimiento nocturno. Además, hay sitios culturales que se deben visitar, como la Casa Natal del Libertador Simón Bolívar, donde conocerá más detalles de la vida de esta figura histórica que une a ambas naciones. Sin importar el lugar que visite, la calidez y amabilidad de las personas lo harán sentir la hermandad colombovenezolana.
Isla de Margarita, un destino en recuperación
Ir de vacaciones a la isla de Margarita décadas atrás era un sinónimo de estatus. El destino de playa solía ser el favorito de los colombianos, porque era una oportunidad para salir del país en un vuelo corto y a un lugar con servicios turísticos completos.
Sin embargo, a raíz de la crisis económica y social que se desató en Venezuela en los últimos años, el turismo también decayó considerablemente. Tanto así que la entrada de viajeros al estado Nueva Esparta, donde está ubicada la isla, pasó de 3 millones en 2014 a poco más de un millón en 2018.
Ahí, como sucede en Caracas, la situación ha mejorado de a poco y según Viviana Vethencourt, presidenta de la Cámara de Turismo del estado de Nueva Esparta, el sector privado y el público se han unido para rescatar este destino e impulsarlo al mundo.Es por eso que, tan solo en julio, mes considerado de temporada alta, entraron cerca de 50.000 personas.
Aunque no se ha reactivado una ruta directa Bogotá - Isla de Margarita, al aeropuerto Internacional Santiago Nariño llegan vuelos desde Caracas, la ruta que puede hacer para visitar las playas del norte de Venezuela y conocer la riqueza natural e histórica del único estado insular del país vecino.
Tras un vuelo de 50 minutos desde la capital, llegará a la ciudad de Porlamar, cerca de allí hay varios hoteles y centros comerciales, otro de los atractivos para los viajeros pues es una zona libre de impuestos.
Ya sea que se esté hospedando en una parte más comercial o frente al mar, puede conocer varios lugares durante su estadía, así sea corta, porque todo está cerca. Una opción es tomar un tour de un día con varias paradas. Arranca por La Asunción, capital del estado y donde están sitios de valor histórico como el castillo de Santa Rosa, que conserva su infraestructura original, o la Catedral de Nuestra Señora de La Asunción, la segunda más antigua del país.
Venezuela es un país bastante religioso y en el recorrido que ofrece Life’s Beach Tours también podrá visitar la catedral menor de la Virgen del Valle, una figura de veneración, cuya fiesta se celebra en septiembre y es motivo de peregrinación para los fieles.
En la ruta, otra parada imperdible es el Parque Nacional Laguna de La Restinga, una zona protegida a la que se puede acceder para conectar con la naturaleza y apreciar los manglares y la fauna propia de la zona como el águila pescadora y las estrellas de mar.
Tras un paseo en bote por el tranquilo parque y la respectiva compra de bisutería hecha con perlas, abundantes en la región, el recorrido continúa con rumbo al mar.
Este es un paisaje desértico de tierras amarillas y rojizas, por la carretera se divisan pequeñas colinas y variedad de cactus. La sal del mar no se respira tan penetrante por el olor terroso de esta zona a la que solo acceden vehículos todoterreno. La arena clara y varios tonos de azul en el agua son el mayor atractivo de las playas de la península de Macanao.
En esta zona no hay tantos turistas, por lo que podrá disfrutar del sol y las olas con mayor tranquilidad que en partes concurridas como la conocida playa de El Yaque, a la que llegan los entusiastas por los deportes acuáticos extremos como el windsurf y el kitesurf.
Los restaurantes de la zona ofrecen platos con mariscos y pescado en diferentes presentaciones. No se puede ir sin probar la fosforera margariteña, particularmente la que venden en el restaurante Juana La Loca Restaurante y Bar. Los precios de los platos fuertes en este lugar oscilan entre los 10 y los 30 dólares.
En una jornada de 9 de la mañana a 4 de la tarde y pagando 69 dólares por persona, puede disfrutar de todo el recorrido con las paradas ineludibles para decir que conoció la isla de Margarita, mezclando historia, religión, playa y gastronomía.
