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El mágico origen de la brújula

Curiosfera | 22/10/2023 | 17:05

Quién inventó la brújula
La brújula fue inventada en China en el siglo IX. Lamentablemente, al igual que otros grandes inventos o descubrimientos de la humanidad, no se conoce con exactitud quién es el inventor de la brújula magnética. Para conocer el origen de este instrumento esencial en el descubrimiento del mundo, y sobre el que se fundan todos los mapas geográficos, parece retrotraemos a la geomancia, y a un aparato de adivinación descrito en un libro chino, el Louen Heng, en el año 83.
 
Se trata de una cuchara tallada en un mineral de hierro imantado, la magnetita, que se posa sobre una placa de bronce pulido para ver en qué sentido se fijará el mango, tal y como lo indica un bajorrelieve del museo de Zurich, que data del año 114. Este instrumento se basaba, muy probablemente, en el descubrimiento de la magnetita.
 
De la magia a la aplicación técnica
El rol mágico del instrumento explica que su principio se haya demorado tanto tiempo en salir del ámbito secreto de la geomancia. Needham piensa que la brújula, bajo la forma de shih, es inventada bastante antes del siglo XI. Quizás en los inicios de nuestra era, y que toma su aspecto moderno, con la incorporación de la aguja imantada, entre los siglos IV y VI. Sin embargo, los autos de fe de los jesuítas en el siglo XVII, en los que quemaron los manuscritos de geomancia, ya no permiten probarlo.
 
No obstante, un texto de Wang Chhung (83 d.C.), así como numerosas referencias posteriores a las “agujas del Sur” (centro ritual del mundo en la cosmogonía china) parecen indicar que la brújula se conoce desde la época Han. Su uso en la navegación parece, en cambio, más tardío (siglo X).
 
Origen de la brújula
Para conocer los orígenes de la brújula debes saber que la primera documentación conocida sobre el magnetismo se encuentra en un texto chino del siglo IV a.C., el Libro del señor del valle del diablo. En el siglo I, otro texto hace mención de la atracción magnética de una aguja. Pero hasta el año 1040 no se menciona una aguja colocada sobre un vaso de agua para encontrar una dirección.
 
En 1086, un texto de Shen Kua menciona una aguja cuya punta ha sido frotada con magnetita (e imantada) y suspendida de un hilo al que se ha unido con un poco de cera. Por fin, en el año 1117, en un libro de Zhu Yu se menciona por primera vez el uso de la brújula para la navegación: “El navegante mira las estrellas por la noche y la posición de sol durante el día, y si está oscuro y nublado, se deja guiar por la brújula”.
 
Sin embargo, los chinos siguen usando la aguja imantada sobre un vaso de agua, y si el mar está movido, no sirve para nada. Fueron los europeos quienes idearon la verdadera brújula en el siglo XIII, colocando la aguja sobre un eje pivotante en una caja sin agua.
 
Probablemente, el uso de la aguja imantada llegó a Europa a través de la ruta de la seda, pues, a finales del siglo XII, el inglés Alexander Neckam hace una descripción de sus propiedades. Por el contrario, no hay mención del uso de la brújula en el mundo musulmán hasta el siglo XIII, en el Libro del tesoro de los mercaderes, de 1282.
 
Recientes descubrimientos, hechos por John B. Carlson, de la Universidad de Maryland muestran que los olmecas de Mesoamérica conocían el magnetismo. Usaban la magnetita, como los chinos durante el primer milenio antes de Cristo, en prácticas de geomancía.
 
Historia de la brújula
El descubrimiento del magnetismo terrestre es, según el sinólogo Joseph Needham, la mayor contribución de China a la física. En el siglo XI, este descubrimiento, junto con el de inducción y de la polaridad magnética, conduce a la invención de la brújula, llamada a desempeñar un papel fundamental en la navegación de alta mar en la Edad Media y para los grandes descubrimientos.
 
Descubrimiento del magnetismo
El magnetismo propiamente dicho, ya es conocido por los físicos de la Grecia antigua, quienes describen el poder de atracción de la «piedra de Magnesia», este imán natural que proviene de Grecia continental.
 
El filósofo Tales de Mileto (siglo VI a.C.), no es capaz de explicar los fenómenos de atracción magnética por causas físicas, prefiere dar un alma a esta piedra capaz de «mover el hierro». El mismo tipo de animismo prevalece en China, donde el vocablo tzu shih («la piedra cariñosa» o «la piedra que copula») designa a los imanes desde los primeros textos que los mencionan (siglo III a,C,).