Nunca es tarde para vivir el gozo. Pero hay que trabajar, para ganar el cielo. Y mientras vivimos, tenemos la oportunidad de luchar por ser felices.
Decía San Agustín: “ El que te creó sin ti, no te salvará sin ti”.(Conf. de San Agustín).
Por eso, hay que trabajar para vivir la gloria; y aunque lleguemos tarde, Dios siempre nos tiene reservada una recompensa.
Porque el cielo, no depende tanto de nuestro esfuerzo; sino del grande amor de Dios.
Dice el Evangelio : “Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. ( Mt. 20)
Ante ese gesto de bondad, los primeros empezaron a reclamar al propietario. Y éste, respondió: “Amigo, yo no te hago ninguna injusticia…yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque soy bueno?”. (Mt.20).
Dios, no piensa ni siente igual que nosotros; porque más allá de su justicia, está su misericordia.
Así, lo dice el Profeta: “ Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis caminos, dice el Señor”. ( Is. 55).
Ganar la gloria y encontrar la paz, está más allá de nuestras fuerzas. Y nunca gozaremos de paz, mientras no contemos con la mano de Dios.
Así, dice el Salmo 127: “Si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas”. (127).
Muchos se enojan, porque Dios es bueno; y quisieran ver en Él, a un juez de corazón duro, que niega la salvación, a los que llegan tarde.
Pero, el amor de Dios es tan maravilloso, que aunque lleguemos tarde a trabajar por el cielo, Él siempre nos espera, para recibirnos con los brazos abiertos.
Y, lo más importante, es nuestra disposición, de luchar por obtener la gloria. Porque nunca será demasiado tarde.
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez