Aunque respirar es un acto automático, su ejecución implica una serie de contracciones musculares voluntarias y, por tanto, emplea varios músculos, lo que provoca un gasto de energía. Nuestro cuerpo nos ha enseñado a ponerlo en piloto automático, lo que nos permite seguir respirando incluso sin prestarle demasiada atención, sin embargo, este acto que realizamos innumerables veces a lo largo de la vida, tiene una enorme importancia en nuestro organismo. Es a partir de esta acción que se establece la oxigenación de la sangre, el ritmo cardíaco, así como la relajación mental y muscular.
No es casualidad que en una determinada situación de estrés se experimente una sensación de “falta de aire” o de “apnea” cuando se está demasiado concentrado en algo. Ambos son términos que tienen que ver con el acto primordial: el de dejar entrar y salir el aire de nuestro cuerpo. Ciertamente, aprender a respirar de forma consciente, es decir, lenta y profundamente, tiene un impacto positivo en todos los aspectos de nuestro cuerpo. El protagonista de este tipo de respiración es el diafragma, un músculo que, al contraerse o distenderse, subir o bajar, varía el volumen de la cavidad torácica, permitiendo que los pulmones se inflen y se vacíen.
Respirar bien es, por tanto, una cuestión de entrenamiento, igual que se entrenan los demás músculos del cuerpo. Hace tiempo que las disciplinas orientales introdujeron el vínculo entre los gestos atléticos y la respiración, haciendo que estos dos aspectos sean complementarios. En la primera edición del Wiji Surf Fest, que tuvo lugar el viernes 8 de septiembre en la Base de Milán y estuvo dedicado a la cultura del surf y la vida sostenible, conocimos a Rajan Gualtieri, experto en mindfulness y meditación. Con él hablamos sobre la respiración y la importancia de adquirir conciencia del acto.
“El mindfulness es una práctica que permite, mediante una serie de ejercicios y sobre todo una actitud mental, centrar la atención en algo concreto permaneciendo en ese tiempo y espacio”, explica Rajan. “Para ser prácticos, superamos el concepto de multitarea y volvemos a hacer una cosa cada vez mientras nos concentramos. Esto nos permite consumir menos energía, hacer las cosas en el menor tiempo posible y con un resultado mucho mejor”.
La respiración también es la base de meditación. “Pensamos que respirar es algo natural, pero si prestamos atención a cómo lo hacemos cada día, nos damos cuenta de que el 90% de nosotros tenemos una respiración entrecortada que se detiene a la altura del pecho. Desgraciadamente, esto crea una serie de problemas, porque no nos permite oxigenar suficientemente la sangre y, por tanto, el cerebro, y nos cuesta más encontrar el estado de concentración para hacer cualquier cosa. Por no hablar de los problemas posturales que pueden derivarse de una mala respiración. Acostumbrarse a tener una respiración consciente ayuda a centrar nuestra atención en lo que estamos haciendo y se convierte en nuestro entrenamiento, en nuestro gimnasio. La respiración se puede entrenar, con 10 minutos al día es suficiente, pero lo importante es que haya constancia al hacerlo. Acostumbrarse a llevar la atención al cuerpo ayuda a desarrollar la capacidad de concentración, de percibir señales, incluso en momentos de especial estrés o estados de ansiedad”.
A continuación, Rajan nos enseñó cinco ejercicios diferentes que no solo acostumbran a nuestro cuerpo a respirar de forma más consciente, sino que también pueden utilizarse con fines específicos.
Respiración consciente
Pon la mano izquierda a la altura del pecho, la derecha sobre el vientre e inhala profundamente, sintiendo únicamente el movimiento de la mano sobre el vientre. El ejercicio de respiración debe realizarse acostado boca arriba para estar más relajado, se puede respirar por la nariz o por la boca, lo importante es trabajar el diafragma, que al moverse también masajea los órganos internos.
4-7-8 contra el insomnio
Este es un ejercicio muy útil para superar un momento de insomnio. Consiste en adoptar una posición tumbada, inhalar en cuatro tiempos, que no son cuatro segundos, sino un ritmo más rápido, aguantamos la respiración durante siete tiempos y exhalar abriendo ligeramente los labios en ocho tiempos. Contar nos ayuda a mantener la mente ocupada en lo que estamos haciendo y, por tanto, a evitar que se desvíe hacia otro tipo de pensamientos.
Respiración con fosas nasales alternas
Este ejercicio consiste en cerrar la fosa nasal derecha con el pulgar de la mano derecha e inhalar con la fosa nasal izquierda. Luego cierra ambas fosas nasales con el pulgar y el índice, aguanta la respiración unos segundos e inhala por la parte interior del pulgar. Repite este ejercicio por cada dedo de la mano, hacia delante y hacia atrás. Esto nos lleva a mantener la mente ocupada en nuestra mano y nos obliga a no pensar demasiado. Tener la mano delante de los ojos y vernos obligados a mirarla nos ayuda a recuperar el estado de concentración.
Con todo el cuerpo
Este puede realizarse de pie y ayuda a aliviar tensiones. Con las piernas ligeramente flexionadas, se inhala hinchando el vientre y levantando los dos brazos hacia arriba, después se suelta el aire de golpe liberando la tensión con el movimiento de balanceo de los brazos.