Al hablar de artesanías mexicanas, es común mencionar la talavera, en especial, aquella elaborada en Puebla. Sin embargo, pocos saben que esta tradición artística tiene un origen milenario, llegando a nuestro país durante la invasión española.
Gracias a su belleza y utilidad, la talavera no solo sobrepasó las clases sociales en la Nueva España, sino que se extendió más allá de la decoración de platones, soperas y jarras, para ser parte de la arquitectura de la época y una expresión artística que persiste al día de hoy.
¿Qué es la talavera y cuál es su origen?
Comúnmente conocida como talavera, esta técnica artesanal es un tipo de loza o azulejo esmaltado cuya tradición en nuestro país se remonta al siglo XVI, elaborado con arcilla y decoraciones en tonos azul y blanco, aunque también existe en colores como negro, verde, naranja y malva.
Aunque el auge de la talavera se alcanzó entre 1650 y 1750 en la Nueva España y parte de Latinoamérica, su origen se remonta a la alfafería, una de las actividades más antiguas de la humanidad con expresiones artísticas y religiosas.
A pesar de que los chinos fueron quienes perfeccionaron la ornamentación de la cerámica de los árabes, los musulmanes introdujeron este arte en Europa durante el siglo XV. Fue así como este arte llegó al pueblo de Talavera de la Reina en España, en donde es también conocida como mayólica.
¿Cómo llegó la talavera a Puebla?
Aunque existen diferentes versiones de quién introdujo la talavera en Puebla, es probable que españoles originarios de Sevilla la hayan traído durante la época de la colonia, propiciando desarrollo de la industria del vidriado y del esmaltado del barro cocido.
Alrededor de 1580, la industria de la loza se convirtió en una de las principales en Puebla, diferenciándose de la mayólica española gracias a su elaboración artesanal y su relación con el catolicismo novohispano, es decir, una muestra del mestizaje cultural.
Ante el auge de la talavera, el gobierno de la Nueva España creó el gremio de loceros para reglamentar su oficio a mediados del siglo XVII y evitar falsificaciones, con ordenanzas que fijaron las condiciones requeridas para ser maestro del oficio y la separación de la loza fina, común y amarilla, así como las normas para el decorado de estas.
¿Dónde y cómo se fabrica la talavera?
En México, los lugares más tradicionales donde se fabrica la talavera son Atlixco, Cholula, Puebla, Tecali de Herrera y San Pablo del Monte, ya que ahí se encuentran los maestros con mayor experiencia en el proceso de producción.
Para fabricarla, primero se realiza una combinación de arcilla negra y blanca, típicas de la región. Luego, los alfareros dan forma a las piezas y vigilan el proceso de secado para lograr su firmeza. Posteriormente, las piezas se hornean a una temperatura de mil a dos mil grados centígrados y se dejan secar de 24 a 48 horas, para que tomen un color blanco.
Finalmente, para decorar las piezas se utiliza el método de plumeado, en el cual no existe un patrón a seguir sino que es libre, generalmente con color azul cobalto, el más característico de la talavera de Puebla.
Talavera en la actualidad
No cabe duda que la talavera es una de las artesanías más reconocidas no solo en México, sino en el mundo, por lo que tiene denominación de origen desde 1995. Además de encontrarla en utensilios de cocina y objetos decorativos, es común verla en fachadas de edificios coloniales que aún se conservan.
Por ello, fue nombrada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad junto con la mayólica española en 2019, al ser una práctica cultural que identifica regiones específicas de ambos países.