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¿Qué es la teoría de los seis grados de separación y en qué consiste?

Muy Interesante | 11/09/2023 | 14:50

Ya somos más de 8.000 millones de personas en el mundo, según el informe de Perspectivas de la Población Mundial de la ONU que se presentó hace unos meses, un 'hito histórico para el desarrollo de la humanidad'. Entre tantas personas en el mundo, ¿realmente es posible rastrear una conexión social entre dos personas al azar en sólo seis pasos tal y como dice la teoría de los seis grados de separación? Ahora, un equipo internacional de matemáticos ha puesto a prueba esta famosa teoría y los resultados son cuanto menos sorprendentes.
 
En qué consiste exactamente
Al elegir dos personas cualesquiera en el mundo al azar, esperaríamos que no estuvieran conectados por ningún medio precisamente por la cantidad de personas que lo habitamos (y que somos cada vez más). Pero, en 1929, el escritor húngaro Frigyes Karinthy acuñó el concepto de seis grados de separación en su novela corta de 1929 “Cadenas”, una figura cuyo trabajo ha tenido un profundo impacto en el pensamiento sociológico gracias a estas seis conexiones sociales entre dos personas cualquiera en la Tierra.
 
Aunque fue reconocido principalmente por su trabajo como dramaturgo, poeta y periodista, su contribución a la sociología ha sido igualmente significativa. Fue una idea revolucionaria para su época: Karinthy sugirió que el rápido avance de las tecnologías de comunicación y transporte había "encogido" el mundo y, como resultado, planteó la hipótesis de que dos individuos al azar podrían estar conectados a través de un máximo de cinco intermediarios, lo que llevaría a un total de seis grados de separación. Era una forma de describir cuán pequeño, en cierto sentido, es nuestro mundo.
 
Cadena de conocidos
Por ejemplo, si nos fijáramos como objetivo tener que enviar una carta a una persona que no conocemos y que vive al otro lado del mundo, en lugar de enviarla directamente por correo, la carta se enviaría a un amigo o conocido. Este amigo haría exactamente lo mismo: le pasaría la carta a uno de sus amigos, y así sucesivamente. Así, a pesar de los miles de millones de personas, sólo harían falta seis de estos “pasos” entre amigos o conocidos para hacer llegar la carta a la persona adecuada al otro lado del mundo.
 
Posteriormente, el profesor Stanley Milgram, de la Universidad de Harvard, realizaría un experimento en la década de 1960 para probar exactamente esto; enviando aproximadamente 300 paquetes idénticos con instrucciones similares. Las cartas estaban destinadas a atravesar círculos sociales específicos hasta llegar a su destinatario designado. El paquete decía: "Si conoce a esta persona, por favor envíele esta carta". No todas las cartas llegaron a buen puerto, pero las que sí lo hicieron registraron, por primera vez de forma experimental, los conocidos caminos sociales que conectan a la sociedad. Las cartas llegaban a su destino en aproximadamente seis intercambios. El experimento de Milgram confirmó precisamente que vivimos en un mundo pequeño, dividido por apenas seis grados de separación.
 
Más tarde, a principios de la década de 2000, un grupo de científicos de la Universidad de Columbia llevó a cabo un experimento con el correo electrónico para probar la teoría de los seis grados. Descubrieron que el número promedio de conexiones necesarias para vincular a dos personas al azar era casi seis, lo que confirmaba nuevamente la hipótesis.
 
Pero, ¿por qué seis?
Un nuevo estudio integrado por científicos de Israel, España, Italia, Rusia, Eslovenia y Chile, examinó el equilibrio dinámico del comportamiento humano, donde existe un choque entre el deseo de prominencia social y los costos asociados de formar y mantener conexiones sociales. El trabajo, publicado en la revista Physical Review X, responde a por qué se necesitan tan pocos pasos para llegar de una persona a otra en el planeta: se debe a cómo construimos nuestras redes sociales y al esfuerzo que supone mantenerlas.
 
“Cuando hicimos los cálculos, descubrimos un resultado sorprendente: este proceso siempre termina con caminos sociales centrados en el número seis. Esto es bastante sorprendente. Necesitamos entender que cada individuo en la red actúa de forma independiente, sin ningún conocimiento o intención sobre la red en su conjunto”, aclara Baruch Barzel, líder del estudio más actual. 
 
Según el equipo, seis grados de separación provienen de personas que intentan ampliar sus redes y formar conexiones que puedan beneficiarlas. Cada agente en este mundo en red está en un perpetuo estado de evaluación, sopesando constantemente los pros y los contras de forjar nuevas conexiones versus mantener las existentes, todo en un intento por amplificar su influencia.
 
"Probamos teóricamente que cualquier red donde los nodos se esfuerzan por aumentar su centralidad formando conexiones si y sólo si su costo es menor que el beneficio tiende a evolucionar hacia un estado mundial ultrapequeño dotado de la propiedad de seis grados de separación, independientemente de su inicial estructura", escribieron los autores.