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Encuentran maqueta urbana milenaria de la cultura Caral, la más antigua de América

López Dóriga / EFE | 10/09/2023 | 20:01

La maqueta corresponde a la cultura Caral, la civilización más antigua de América, que floreció cerca de Lima entre el 3000 y el 1800 a.C.
 
Una milenaria maqueta bien conservada de la cultura Caral, la civilización más antigua de América, que floreció cerca de Lima entre el 3000 y el 1800 a.C., fue descubierta por un grupo de arqueólogos, un hallazgo que demuestra la planificación de sus antiguos centros urbanos, informaron los responsables del yacimiento.
 
Este modelo en miniatura revela un diseño urbano, constituido por un conjunto de edificios piramidales, cuyas fachadas principales se orientaban a un espacio central público, lo que demuestra la planificación de “los antiguos urbanistas de los Andes”, según un comunicado del sitio arqueológico.
 
La maqueta fue elaborada con arcilla y pequeños cantos rodados o piedras de río y está compuesta por siete edificios, que tienen una altura promedio de 20 centímetros, con aproximadamente un metro de lado.
 
El comunicado detalló que fue descubierta en la cima del edificio público de El Molino, el asentamiento ubicado en la sección baja del valle de Supe (provincia de Barranca, en la región Lima) y que data del Periodo Formativo (2200-1500 a. C.).
 
Esta maqueta, descubierta en 2017, fue estudiada y conservada por los arqueólogos de la zona arqueológica, y ha sido presentada “como una evidencia excepcional de la existencia de especialistas en arquitectura, cuyo trabajo consistió en planificar el diseño urbano de los asentamientos, distribuidos en la variada ecología del valle”.
 
“Las investigaciones realizadas desde 2012 en el antiguo centro urbano El Molino del valle de Supe, donde floreció la civilización Caral, bajo la dirección de la doctora Ruth Shady Solís, directora de la Zona Arqueológica Caral, Unidad Ejecutora 003 del Ministerio de Cultura, han revelado detalles asociados a la planificación y organización de los antiguos centros urbanos andinos”, indicó la información difundida.
 
La ubicación del asentamiento permitía a sus pobladores un fácil acceso a los recursos del río y del bosque ribereño, a los manantiales, las tierras de cultivo y a los caminos que conducían a la quebrada Tayta Laynes y el litoral.
 
El Molino estuvo conformado por un edificio público piramidal mayor y dos edificios públicos piramidales menores, y estas edificaciones fueron erigidas alrededor de un espacio público abierto de casi una hectárea de extensión, mientras que en la parte posterior de los edificios de estos dos sectores, se ubica otra área donde se encontraron restos de viviendas.
 
“En los depósitos de los edificios piramidales mayor y menor se han recuperado restos de moluscos marinos, como choro zapato, macha, oliva, caracol negro y chanque. Entre los peces, anchoveta y sardina. También hay restos vegetales, como guayaba, zapallo, frijol y algodón. Se trataba, en suma, de una economía de subsistencia mixta, agropesquera, potenciada por el intercambio del algodón”, indicó el comunicado.
 
Por las características de los componentes de la urbe, puede afirmarse que la sociedad de El Molino estuvo jerarquizada.
 
Dan ejemplo de esto los salones con fogones centrales rodeados por banquetas, ubicados en la cima de los edificios, son testimonio de la realización de ceremonias en las que participaban pobladores de élite.
 
Desde 1994, la Zona Arqueológica Caral investiga en doce centros urbanos, de 25 identificados, vinculados con la civilización Caral, considerada como uno de los focos civilizatorios del mundo y el primero del continente americano. Con información de EFE