La flor adorada por mademoiselle salpica las prendas como una reafirmación de origen.
Interpretada en muy diferentes materiales las camelias se mimetizan con las texturas de las prendas homenajeando a la modista que prefirió esta flor por su inocuidad y discreta elegancia.
La camelia, flor emblemática, blanca y adaptable al aroma de quien la porta, aparece y reaparece decorando prendas confeccionadas en materiales cálidos como el tweed, lana, y terciopelo devore.
A la par esa flor brilla materializándose en aretes, brazaletes, incluso pequeñas bolsas para portar herramientas de nueva tecnología.
Dividida en tres tiempos la colección de Otoño Invierno resume siluetas tan jóvenes como arriesgadas en sus modernas combinaciones.
Los pantalones bordados con chaquira se ensanchan y acompañan suéteres en tejido de punto y lurex dorado.
Las faldas entre transparencias y terciopelo se llevan con sacos cortos de tweed, rematados con botones brillantes de "camelia".
Los vestidos envuelven suéteres de cuello alto y leggings de lana.
El outfit se coordina con un par de botines Chanel de color ¡blanco!
Los conjuntos de saco y falda en trama "pata de gallo", lucen cadenas armadas sobre la cadera al estilo años 20.
A su vez, suéteres de cuello de garza se llevan con jeans de sofisticado corte final, ni "pata de elefante", tampoco "campana", simplemente Chanel...
Camelias construidas con plumillas marabú se entretejen en suéteres que desfilaron en París en pasarela...
Siluetas propias para deslizarse sobre la nieve, muestran chamarras acolchadas, suéteres y pantalones en texturas de punto, y accesorios que juegan entre combinaciones blanco, negro, rosa magenta, y logotipos firmados con una doble "C".
