En julio, la tasa de inflación general anual en el País se moderó por sexto mes consecutivo.
El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) subió 4.79 por ciento respecto a julio de 2022, desde el 5.06 por ciento de junio pasado.
Así, la tasa de inflación registró su menor cifra en 28 meses, desde marzo de 2021, cuando resultó en 4.67 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El aumento de 4.79 por ciento anual en el INPC aún es superior al objetivo del Banco de México (Banxico).
La Junta de Gobierno del Banxico tiene una meta permanente de inflación de 3 por ciento y un intervalo de variabilidad de más/menos un punto porcentual alrededor de ella.
Entre los componentes más importantes de la inflación, el índice subyacente experimentó un incremento de 6.64 por ciento anual; mientras que el no subyacente disminuyó 0.67 por ciento.
El índice subyacente es considerado un mejor parámetro para medir la trayectoria de los precios, pues excluye de su medición los productos más volátiles: agropecuarios, energéticos y tarifas autorizadas por distintos órdenes de Gobierno, por lo que determina el rumbo de la inflación en el mediano y largo plazo.
Al interior de la inflación subyacente, las mercancías avanzaron 7.82 por ciento en los precios al consumidor, como resultado de variaciones de 9.79 por ciento en alimentos procesados, bebidas y tabaco y de 5.54 por ciento en mercancías no alimenticias.
Por cuarto mes consecutivo, la parte de servicios vio una desaceleración en su tasa de precios al consumidor, al colocarse en 5.24 por ciento.
Por el contrario, hubo un alza de 6.61 por ciento en otros servicios, de 4.92 por ciento educación y de 3.66 por ciento en vivienda.
Dentro del índice no subyacente, sobresalió la reducción de 3.90 por ciento anual en componente de energéticos y tarifas autorizadas por el Gobierno.
A tasa mensual, durante julio de 2023, el INPC aumentó 0.48 por ciento.
Los especialistas de Ctibanamex esperan que persista la mejoría gradual de las perspectivas inflacionarias, especialmente para el componente subyacente.
Entre los riesgos que elevarían la tasa están las presiones internas, particularmente un mercado laboral apretado, la persistencia de la inflación de servicios y la posibilidad de que la inflación no subyacente regrese a sus promedios históricos más rápido de lo estimado.
En los riesgos a la baja, los expertos consideran una desaceleración más acentuada en la actividad económica y efectos mayores a los estimados, derivados de la apreciación del peso.