En México, hay varios lugares que se clasifican como tal, por lo que llaman la atención gracias a su misticismo y su historia. ¿Quieres conocer en qué lugares de México puedes hacer turismo oscuro?
El Castillo del Diablo
La Misión, Baja California
Este edificio recibe a sus visitantes con extrañas figuras que incluyen una cara roja con cuernos (sí como un diablo), postrada sobre la puerta principal, así como una de Vlad “El empalador”, mejor conocido como Drácula. Por lo mismo, el lugar ha sido sujeto a varias historias y mitos, aunque en realidad, se trata del hogar de Tony Wells, un estadounidense nacionalizado mexicano que quiso construir la casa de sus sueños, siguiendo el estilo gótico que su esposa amaba. Aún con ello, la mansión es conocida por ser una alegoría a la muerte y el inframundo, por lo que hacer turismo oscuro aquí no es, en realidad, tan impactante.
Casa Cañitas
Miguel Hidalgo, CDMX
La Casa Cañitas ha fascinado a las personas desde hace más de 20 años. Tiene detractores y fans, pero lejos de las historias supuestamente ocurridas en su interior, sorprende que exista. Fue gracias a Carlos Trejo, una personalidad de televisión, que se conoce la casa, ya que en el año 1982, mientras él habitaba el inmueble vivió algunos fenómenos paranormales que plasmó en un libro y una película que llevan por nombre Cañitas. Esto la convirtió en “la casa más embrujada de México”. Aunque el libro ha sido criticado por sus errores y contradicciones, muchas personas siguen creyendo en las extrañas situaciones que se viven adentro, en especial los vecinos que aseguran que en ocasiones se ven siluetas o se escuchan ruidos extraños. Puedes verla desde afuera, pero no se puede acceder pues es propiedad privada.
Isla de las Muñecas
Xochimilco, CDMX
Por los canales de Xochimilco se puede llegar a la Isla de las Muñecas, un lugar que se caracteriza por tener muñecas de todo tipo colgadas sobre los árboles y las construcciones. No obstante, hay una leyenda detrás de la famosa isla: se dice que una niña se ahogó al enredarse en los lirios del lago; su cuerpo fue encontrado en la orilla de una chinampa, pero al tener un deceso trágico, su espíritu se quedó. El cuidador de la isla, Julián Santana, encontró una muñeca flotando y creyó que, probablemente, pertenecía a la niña, así que la colgó en un árbol para honrarla y que en lugar de asustar, jugara con ella. Conforme pasó el tiempo, don Julián siguió colgando muñecas para complacer al espíritu de la niña, pero hay quien dice que todas ellas, al ser viejas y estar en mal estado, poseen el alma y vibras de sus dueñas, las cuales al conjugarse crean una sensación de terror. Puedes visitarla con guías locales o bien, tomar una trajinera y pasar por ahí, pero cabe señalar que todo aquel que pisa la isla lo hace con respeto, ya que lejos de las leyenda, fue una pequeña quien perdió la vida.
Palacio de Lecumberri
Venustiano Carranza, CDMX
Éste fue cárcel en el siglo XX y también es conocido como, el Palacio Negro de Lecumberri. En su interior, cumplieron su condena personajes célebres como David Alfaro Siqueiros, Pancho Villa, José Revueltas, Juan Gabriel y hasta el asesino de León Trotsky, Ramón Mercader. En el lugar fueron asesinadas muchas personas, incluyendo al presidente Francisco I. Madero y José María Pino Suarez, quienes fueron forzados a renunciar a su cargo político previo a su ejecución y después fueron enterrados en la parte de atrás del edificio. Desde 1982 resguarda el Archivo General de la Nación y puede ser visitado. De hecho, Lecumberri es uno de los lugares icónicos para practicar el turismo oscuro en México, pues además, es un lugar en el que continuamente hay exposiciones.
Plaza de las Tres Culturas
Tlatelolco, CDMX
Ubicada en el corazón de Tlatelolco, la Plaza de las Tres Culturas se ha convertido en un lugar que la gente visita con mucho respeto. Desafortunadamente, el lugar en el que convergen edificaciones que datan de tres culturas (como su nombre lo dice) fue escenario de la matanza estudiantil en 1968. Existe un memorial a los estudiantes con los nombres de las víctimas y un poema de Rosario Castellanos, que se puede ver en la plancha. Cabe señalar que antes de que fuera un lugar para practicar turismo oscuro, en la época prehispánica era el asentamiento del pueblo Tlatelolca, por lo que hay vestigios de edificios que datan de aquellos años. Asimismo, cuando tras la invasión española, se construyó un convento y una iglesia. Tanto las pirámides como los templos se mantienen en pie, por lo que al conjugarse con la era contemporánea, se le dio el nombre con el que se le conoce.