En noviembre de 2021, una coreógrafa radicada en la Ciudad de México recibió la llamada de una mujer que se identificó como la secretaria de Lucina Jiménez, directora del INBAL.
"Me ofrece un trabajo, un cargo de dirección muy alto y me empieza a hablar de los beneficios, de todo lo que tiene una persona con un alto cargo", según relató a REFORMA la artista.
La persona que hizo la llamada tenía información curricular precisa que, como miles de agentes culturales como ella, había registrado en la plataforma digital Telar, operada por la Secretaría de Cultura (SC), de la que terceros han extraído datos para perpetrar intentos de fraude telefónico.
"Era muy llamativo que tenían todos mis datos, sabían perfectamente a lo que me dedicaba y, además, hablaba con un lenguaje muy propio de la institución del INBAL, que conocía mucho los mecanismos internos; una persona que no paraba de hablar como para que no le hicieras preguntas; muy estudiado el mecanismo psicológico", explicó la coreógrafa, quien prefirió el anonimato.
En su caso, la alarma se encendió cuando la supuesta secretaria de Jiménez le explicó que era necesario hacer un pago a uno de los sindicatos del INBAL para poder oficializar la plaza.
Desde 2019 a la fecha, al menos un centenar de agentes culturales de todo el País han atravesado por estos momentos.
Aunque el método de los estafadores ha variado, cuatro profesionales de la danza consultadas por REFORMA, quienes radican en distintas entidades, concluyen que la información con la que intentaron ser engañadas provino de la base de datos de la dependencia federal.
En todos los casos, los datos personales usados coinciden con lo vertido en Telar, proyecto concebido como un "Registro Nacional de Espacios, Prácticas y Agentes Culturales" y gestionado por la Dirección General de Vinculación Cultural de la SC.
Además, las personas responsables de estos engaños se refirieron específicamente a la plataforma, que cuenta con más de 26 mil registros a nivel nacional, como una forma de legitimar que estaban en posición de ofrecer puestos de trabajo para el Gobierno Federal.
Otra afectada, investigadora de danza de Quintana Roo, rehusó al puesto que le ofrecían en la CDMX por no querer mudarse.
"De antemano, yo le creí porque me dio datos muy precisos, pero me botó mucho el hecho de que la oferta de trabajo fuera en la Ciudad de México, y yo, de entrada, les dije que no porque no podía cambiar de domicilio y porque me dijeron que debía decidirme pronto porque la oferta no iba a durar más de una semana", contó.
Ante la negativa, la estafadora le pidió el contacto de alguien que sí pudiera aceptar la plaza, por lo que la investigadora pidió permiso a dos colegas para compartir su teléfono para escuchar la oferta.
Una de ellas, refiere, sí llegó a transferir un monto de aproximadamente 5 mil pesos que presuntamente serían usados para asegurar el puesto ante el sindicato.
La constante de estos intentos de fraude ha sido siempre la especificidad de la información de cada agente, aunque a veces fallan en ofrecer puestos de trabajo creíbles.
Otra coreógrafa y gestora de Baja California Sur recibió una oferta de trabajo en 2019, cuando recién se creó Telar, supuestamente para una nueva institución cultural que nacería con la Administración entrante.
"Sabían dónde radico, que hacía danza, que hacía gestión cultural, que dirigía festivales. Entonces, a partir de ahí armaron el perfil que supuestamente me podrían ofrecer, pero, justamente por la experiencia, te das cuenta de que lo que me estaban pidiendo no tenía pies ni cabeza", comparte.
Aun cuando declinó la oferta, en un sólo día recibió cuatro llamadas de la misma persona y, posteriormente, mensajes en los que le solicitaban más contactos de posibles interesados.
Apenas el año pasado, la directora de un espacio cultural dedicado a la danza en el Estado de México recibió también una oferta para una nueva instancia cultural, también con información muy precisa sobre su trayectoria.
Sus compromisos con el espacio cultural que gestiona y la exigencia del pago al sindicato le hicieron declinar la oferta, lo que provocó que fuera intimidada por la mujer que llamaba.
"Me dijeron que si yo no aceptaba la oportunidad, o si yo les decía que sí y luego me arrepentía, me iban a boletinar durante cinco años en la plataforma Telar y en cualquier plaza a la que yo pudiera acceder del sistema nacional; creo que ésa fue una forma de atemorizarme", detalló.
No obstante, durante el transcurso de la llamada pudo introducir el teléfono del que le marcaban en un buscador en línea y constató que ya había sido denunciado como fraudulento.
El Consejo Nacional de Danza México, que agrupa a más de 3 mil profesionales, alertó a la SC sobre estas prácticas, pero la dependencia, aunque ya se ha deslindado públicamente, no se ha hecho responsable sobre los datos vulnerados.
Sólo una de las profesionales entrevistadas refiere haber sido beneficiada de alguna forma por Telar, medio por el cual se enteró de convocatorias, talleres y cursos ofrecidos por la SC.
Ninguna, por otro lado, ha utilizado este registro como medio para colaborar con otros gestores culturales, una de las razones de ser de este proyecto.
Las cuatro gestoras que compartieron sus experiencias a REFORMA, optando por el anonimato, explican que el registro en Telar fue obligatorio para poder acceder a programas de la SC, pero ahora exigen que sus datos personales sean protegidos y que se use la plataforma para avisar a todos sus usuarios de los intentos de fraude.
En un comunicado, la SC aseguró que no ha encontrado acciones sospechosas, vulneraciones de seguridad o ataques cibernéticos a sus servidores.
REFORMA solicitó una entrevista con la titular de la SC, Alejandra Frausto, para conocer sus impresiones al respecto, pero no estuvo disponible por estar de gira por Chiapas, según informó su vocero.