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Protesta al desnudo

Jorge Fernando Canseco
El Universal | 12/06/2007 |

 

La protesta social está cambiando. Las marchas, los bloqueos, las mantas y las consignas que se repiten interminablemente, son obsoletos. Lo chic, aunque en su momento generó repulsas, es presentarse en la vía pública en… traje de Adán y Eva. O, como dicen los chavos, en traje de rana.

 

Claro que, técnicamente, el encueradero de la Plaza de la Constitución, no fue una protesta, sino una manifestación plástica pero ¿lo fue? Hay que caminar despacio, muy despacio para tratar de conocer la raíz profunda de este fenómeno sociopático.

 

El 6 de mayo de 2007 es una fecha para recordar. 19 mil mexicanas y mexicanos se levantaron temprano, se acercaron al Zócalo, se identificaron como convocados del fotógrafo estadounidense Spencer Tunick y esperaron tranquilamente a que el artista de la lente y sus ayudantes colocaron las cámaras fotográficas y de video.

 

Finalmente, al través de altavoces, se dio el primer aviso y, con él se repasaron las tres posiciones elegidas para la fotografía multitudinaria. El segundo aviso, para que los concurrentes fueran despojándose de sus ropas y, finalmente, el tercer aviso para que ocuparan sus posiciones.

 

¿Fue el interés estético el que llevó a estas personas al Zócalo? ¿Qué fue lo que motivó a estas personas a desnudarse? Hay tantas razones como personas acudieron a la Plaza de la Constitución, desde las muy banales, desde el exhibicionismo, pasando por la idea de posar para la historia, hasta razones políticas…

 

Y a este respecto, muchos de las desnudas y desnudos del Zócalo, pero especialmente ellas, habían alzado la piel contra la condena del clero a las reformas al Código Penal del Distrito Federal por las que se procedió a despenalización de la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas de gestación.

 

Pero ¿Se trata solamente de esto? Pareciera que no; que subyacen otras razones que tienen que ver con el llamado subconsciente colectivo, de modo que debemos esperar, pacientemente, para que los científicos sociales nos ofrezcan una explicación… o las explicaciones que se desprendan.

 

Ahora, recientemente, observamos un fenómeno que podríamos designar como derivación: una protesta, ahora sí, formalmente una protesta, de ciclistas, hombres y mujeres, desnudos. Con una característica adicional, ya que esta protesta se ofreció, simultáneamente en varios países del mundo.

 

Los ciclistas protestaron por la falta de seguridad para ellos; por la ausencia o el relajamiento de las políticas de protección de ciclistas, luego de que las autoridades se han dejado arrollar por el imperio de los automóviles.

 

Antes de todo esto conocimos de protestas desnudas como la de los trabajadores mineros (Cananea) y, luego, llegaron los integrantes de los Cuatrocientos Pueblos y, también vimos un semidesnudo de los profesores.

 

En el caso del Zócalo hubo mujeres que gritaron consignas anti Norberto Rivera Carrera y, luego, las mismas… u otras, que se pintaron una sola ceja para ofrecer un homenaje a Frida Kahlo, recordaron que las autoridades se han atado de manos frente a los feminicidios de Ciudad Juárez.

Algunos sociólogos aventuran que la protesta al desnudo busca evitar pretextos para la violencia, a los que suelen acudir las autoridades policiacas. Con una multitud desnuda no se puede alegar que, algunos, portaban armas de fuego.

 

Pero ¿hacia estos escenarios se moverán las protestas sociales? Creemos que no. Sin embargo, hay mucho camino en materia de investigación. Porque no hay que descuidar que en San Luis también se han presentado algunos desnudos, aunque éstos han estado relacionados con personas afectadas de sus facultades mentales.