Sábado 11 de Mayo de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

No hacer ni decir chingaderas

Oscar Esquivel | 16/06/2023 | 04:35

No soy un lingüista, ni docto en palabras latinas, pero el español es el idioma más hermoso del mundo. El castellano es una lengua hablada por toda comunidad de millones, aquí en América, por alguna razón nuestros antepasados se toparon con unos barbados güeros, venidos de los mares en grandes barcazas, pasando el tiempo nos hicieron escupir nuestras lenguas nativas, so pena de cortar la lengua con un filoso puñal de hierro; olvidándose de una simple lógica, la lengua física se articula con el paladar y los labios para emitir sonidos, palabras que deben ser escuchadas.

 

Las lenguas o idiomas, también se escriben, se transmiten y se lleva en el corazón, en el mismísimo ADN, los idiomas se entrelazan, se aman, se atraen, cual dos amantes para formar una sola voz, algo que identifique a los individuos, las regiones donde viven y señalen a los hombres y mujeres de distintas razas en un mapamundi, pudiendo afirmar “Ahí viven quienes hablan el español” un idioma que nunca termina de crecer en palabras, modismos y expresiones.

 

Los mexicanos nos las sabemos arreglar para comunicarnos, tenemos la mayor colección de palabras, expresiones, frases, piropos, nos gusta utilizar el doble sentido, llamar a las cosas en diminutivo; Chiquita se nos hace la boca, para pedir una tortillita con salecita y salcita, que este picosita, con carnita y aguacatito estará más sabrosita, cuando se pasa el bocado, y la “salcita esta requeté picoso” ¡ah chingaos! ¡como pica esta chingada salsa!

 

Verbo, sustantivo, adjetivo y adverbio, dicen que es una palabrota africana, que es gitana, derivación latina o náhuatl hoy por hoy es propiedad del lenguaje de los mexicanos, no sé si orgullo o vergüenza, pero nuestra al fin.

 

Octavio Paz, nuestro poeta escritor mexicano, premio Nobel de Literatura describía a la palabra chingar, como una “mágica ambigüedad” no era para menos, sabemos y conocemos los alcances que lleva pronunciarla "es la expresión de las más brutales o sutiles de nuestras emociones y reacciones" es maldita, una palabra de horror, debe prohibirse, la mencionamos cientos de veces durante el día, hasta antes de dar el primer paso a levantarse y encomendarnos al Señor, ya estamos maldiciendo invocando la palabra “chingaos, ya se mi hizo tarde”; como decía Paz “ la pronunciamos solo cuando no somos dueños de nosotros mismos”.

 

Compendios enteros, como “el chingonario” o los estudios profundos de la Real Academia Española, no han podido descifrar a ciencia cierta de donde viene esta palabra, la misma

raíz “chin”, solo se sabe, es una palabra que alivia el pensamiento, endurece y alegra el alma, también humilla, envilece y desanima, la cargamos como una herramienta vocal, que en el momento preciso la soltamos y la vida nos regresa al alma.

 

El Laberinto de la Soledad, un ensayo donde se acumulan los sentidos preocupantes de Octavio Paz del comportamiento del mexicano, la forma de pensar, su moral insuficiente para conquistarse así mismo, su entorno colectivo e individual, establece parámetros muy ciertos de la sociedad mexicana. En nuestros días, las arrogantes actitudes que, como herederos de la mezcla de indígenas y españoles, dio como resultado el mestizaje, en ocasiones honramos y otras quisiéramos maldecir, enviando a nuestras raíces hasta la chingada, por lo que somos, fuimos y también seremos, mexicanos únicos.

 

Se lee como Octavio Paz, nos muestra al individuo mexicano, al desposeído, pobretón, clase mediero, aspiracionista ¡vamos! a todo mexicano chingado; también refiere al chingón, ese, el “ricote”, el junior, el heredero, el mafioso, y hasta el delincuente, sin olvidarse de aquellos que el esfuerzo personal, los hace ser unos verdaderos chingones, ingenieros, científicos, abogados, humanistas y si nos descuidamos hasta se nos cuela algún buen político, por desgracia en su mayoría, se creen a título personal los más chingónes de todos.

“Los agachados existirán mientras se deje de tener admiración por la clase chingona, en una simbiosis, ambos coadyuvan al crecimiento o a la destrucción de la sociedad, depende del punto de donde se comience a ver”.

 

"Chingar es hacer violencia sobre otro. Es un verbo masculino, activo, cruel: pica, hiere, desgarra, mancha. Y provoca una amarga, resentida satisfacción en el que lo ejecuta" si Paz tiene razón ¿Por qué políticos en pleno conocimiento de la palabra la utilizan para denostar a sus gobernados? “Son chingaderas que nos cuestionen por todo” “de todo se quejan ¡son chingaderas!, pronunciamientos que hace sentir que la crítica aun cuando se tenga razón, estorba, si los árboles no son prioridad de cuidado y conservación, se desconoce el ciclo del agua, la vegetación en una ciudad contribuye a bajar la temperatura, y a promover humedad que se convertirá en lluvia. El gobernador Ricardo Gallardo podrá enfurecer porque ciudadanos, bajo un amparo protegieron los árboles del camellón de avenida Himno Nacional, como gobernante debería de reconocer las propuestas ciudadanas, alimentar la participación y con ello contribuir al ciclo básico del agua.

 

Con Enrique Galindo sucede lo que ya se esperaba, su esfuerzo de equilibrar el suministro del agua, que debería llegar de la presa el Realito, no ha sido en vano, ayuda a paliar mínimamente las necesidades de más de 250 capitalinos, surtiendo el agua con pipas, si se tiene suerte, si no hay que pagar desde 400 a 800 pesos la pipa particular, sin embargo, con la campaña de “el agua se acaba”, hace sentir a la población culpables, ¡sí! hay que ayudar al cuidando el agua, prevenir y reparar fugas, sin embargo, INTERAPAS, sus directores están dormidos, se les reportan las fugas por exceso de presión cuando abren el tandeo y en plena calle miles de litros de agua potable se van al caño, tardan días o semanas en repararlas, esas si son chingaderas.

 

Enrique Galindo debería mesurar sus decisiones respecto al agua, con la sobre explotación si tendremos un “día cero” como tanto pregona el alcalde, lo preocupante es que las reservas subterráneas se agotan aceleradamente, ha comenzado el “estrés hídrico” que puede ser irreversible.

 

Ni con la gráfica de 3 segundos en la mañanera que muestran sus acciones, puede tapar el sol, digo las fugas de agua con un dedo.

Los potosinos no somos culpables de sus emociones, porque el PRI nacional lo obligó a dar el apoyo a Sara Rocha, persona contraria a su equipo para ocupar la presidencia del CDE del PRI en el estado, menos grilla y más acción, total el PRI de él se desvanece en sus manos.

 

Los potosinos somos chingones para sobre llevar cualquier circunstancia por adversa que se presente, nadie pretende poner el pie a los gobernantes, pero si estos escucharan a expertos y ciudadanos, si trasladaran sus pretensiones políticas personales a sus casas, dejándolas ahí, sus acciones serian un eslabón entre congruencia y sabiduría colectiva, entonces sí, seriamos una chingonería de estado y ciudad.

 

Nos saludamos pronto.

 

OSCAR ESQUIVEL.