En la mitología griega, las sirenas eran criaturas híbridas: mitad pájaro y mitad mujer y atraían con su canto a los marineros hasta llevarlos a la destrucción. Sin embargo, el origen es difuso. La primera mención sobre las sirenas se produjo en la Odisea, un poema épico escrito por Homero.
En la obra, el héroe griego Odiseo escapó del canto de sirenas tapando los oídos de su tripulación con cera para que no escucharan las voces, mientras que él evitó caer atándose en un mástil.
Según la leyenda, si un hombre resiste la voz de una sirena, esta debía morir. Por lo tanto, al verse vencidas por la estrategia de Odiseo, estas criaturas perdieron su don y se fueron al fondo del mar.
En Argonáuticas órficas (un poema de autor anónimo) Orfeo, un héroe legendario griego dotado de habilidades musicales sobrehumanas, combatió a las sirenas gracias al sonido de su lira.
Según el mito, el héroe protegió a los hombres que lo acompañaban en el viaje y, gracias a su música, las criaturas pusieron fin a su existencia y se transformaron en rocas.
Otro mito dice que mientras recogía flores, Perséfone fue raptada por Hades, dios del inframundo. Tras ello, las compañeras de la doncella fueron castigadas con una apariencia bestial por Démeter.
No obstante, existe otra versión que indica que fueron ellas quienes le pidieron alas a Zeus para perseguir a Hades y rescatar a Perséfone.
Existen otras versiones sobre las sirenas. Una de ellas considera que, presa de la envidia, Afrodita (la diosa de la sensualidad, el amor y la belleza) les arrebató a estas mujeres su encanto. También se cree que la divinidad griega las condenó porque ellas despreciaban las artes del amor.
Si bien originalmente fueron representadas con aspecto de pájaro, en la actualidad las sirenas se simbolizan con cola de pez. Se desconoce con exactitud el cambio, aunque se cree que la transformación se debe a la asociación de estas criaturas con el mar.
El primer testimonio que las muestra con aspecto pisciforme (con forma de pez) se encuentra en el Liber Monstrorum, un manuscrito anglo-latino de finales del siglo VII o principios del siglo VIII.
Al referirse a las sirenas, el escrito las mostraba como seres con cuerpo femenino y cola escamosa que les permitía moverse en el mar.
En la Edad Media, el cristianismo asoció a las sirenas con la tentación carnal. Sin embargo, , estas criaturas de la antigüedad estaban probablemente vinculadas con el más allá.
Finalmente, existe una explicación en la naturaleza sobre la creación de esta figura. Se considera que algunos mamíferos acuáticos, podrían ser la base de estas leyendas. Esos animales amamantan a sus crías sobre el agua, lo que podría hacer que los confundieran con personas.