En el libro del Génesis, del Antiguo Testamento, se describe el origen del mundo para la tradición judeocristiana. Durante siglos, este comienzo mítico fue la explicación para la existencia del universo en el mundo occidental. A partir del Jardín del Edén, según esta tradición, surgió todo.
Sin embargo, con el avance de la ciencia, es un hecho ampliamente aceptado que las escrituras de la Biblia son construcciones cosmogónicas que, en la Antigüedad, sirvieron para dar una explicación trascendental a los fenómenos naturales y al paso del ser humano por el mundo.
Génesis se traduce como creación o nacimiento. Es el primer libro de la Biblia, y en él, se hace una descripción de cómo Dios creó al mundo en siete días, así como todas las cosas que existen:
Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
Es aceptado que ésta es una manifestación de la Antigüedad que describe el origen del Universo: una metáfora que explica cómo las cosas empezaron a existir. Estos textos dan cohesión a quienes se regían bajo este esquema religioso, pues les dan un sentido de pertenencia, de identidad.
Esta explicación ha sido refutada por la ciencia moderna, basada en datos y observación empírica. Una serie de investigaciones antropológicas sugieren, sin embargo, que sí hubo una ubicación real que inspiró la creación del Jardín del Edén bíblico. Aún más sorprendente es el hecho de que hay una segunda versión corta del Edén en la Biblia, que aparece en el libro de Ezequiel.
Según el Génesis, el Edén se encontraba al este de Israel. De ahí, fluían ríos a los cuatro rincones del mundo. Sin embargo, no es el único texto en el que se plasma esto. Narrativas similares se encuentran en registros sumerios, que sugieren la idea de paraíso terrenal.
Por siglos, académicos de diversos campos (teólogos, historiadores, antropólogos, entre otros) se han dedicado a establecer dónde se encontraba, intentando dar una descripción fiel de cómo era.
Hoy en día, se sabe que la Fuente del Gihón se encuentra en Jerusalén. Para algunos académicos, esto es evidencia lo suficientemente contundente de que ahí se encontraba el vergel original.
Sin embargo, otros trabajos de investigación sugieren que existe evidencia arqueológica que sustenta la teoría de que el Edén estaba ubicado en una planicie del norte de Irán, cerca de Tabirz.
Además, al revisar la orografía de esta parte del planeta, podemos ver consistencias con los textos sagrados. Por una parte, el Río Éufrates cruza Irak. Desde tiempos inmemoriales, dice que ten las cercanías de este cuerpo de agua en movimiento milenario se encontraba el Edén.